Solo llovía.
Llovía como si el mundo fuera a acabarse en cualquier momento.
Por suerte para las Galani, ellas estaban refugiadas en la seguridad del loft de Derek.
Tras lo sucedido en el depósito de los Argent y el fin de la lista negra, Meghara y Valery fueron atendidas por Deaton con urgencia. La alfa por heridas profundas y la beta por trauma psicológico. Ahora, la joven Chase descansaba en la casa de su enamorado, en contra de la voluntad de la griega, mientras que esta se recuperaba físicamente entre los brazos del Hale, en el loft de este. Talia, por su parte, dormía como una roca en el piso de arriba del lugar.
Sin remera ninguno de los dos debido al calor nocturno, Derek y Meghara yacían dormidos en la cama del piso principal del loft, estando la rubia entre los brazos del moreno mientras que un parche cubría su ojo herido.
Cosas de Deaton.
El druida le había asegurado que sanaría rápido debido a su metabolismo, más no era una herida de curación inmediata ya que el cuchillo con el que la hicieron estaba recubierto de wolfsbane. Para Meghara, era incómodo estar con esa cosa en el rostro todo el día, pero estaba segura de que Danielle la mataría si le quedaba alguna cicatriz, por lo que seguiría con el parche puesto aunque el mundo se estuviese acabando.
Ambos descansaban con profundidad, enroscados entre las mantas, mientras la lluvia seguía sonando afuera. Truenos, relámpagos y más sacudían los árboles exteriores del edificio.
La paz que rodeaba a los lobos se acabó en cuanto la alarma del edificio comenzó a sonar. Ambos se despertaron sobresaltados y supusieron que sería Braeden llegando, pero al recordar que la mercenaria dormía plácidamente en la habitación contigua, ambos se alarmaron y rápidamente se pusieron de pié.
Derek se dirigió hacia el cajón de su mesa de luz pata tomar su arma mientras que la griega, con tan solo unos shorts y su ropa interior, y su parche claramente, sacaba sus garras y colmillos, lista para atacar. A espaldas de ambos y provocándoles un gran susto en cuanto se dieron la vuelta para verla, Braeden observaba por el ventanal del loft hacia afuera, boscando rastros de alguna amenaza.
- ¿Qué demonios pasa? - preguntó la morena en pijamas, colocándose junto a la pareja. Ambos negaron en señal de desconocimiento y los tres siguieron registrando el lugar.
Cuando se aseguraron de que nada ocurría dentro del piso, Meghara corrió escaleras arriba hacia donde estaba su hija, preocupada. Al ver a Talia dormir profundamente, una inmensa paz llenó su interior y, con la posibilidad de respirar en paz ahora que Talia estaba bien, volvió al piso de abajo, donde Derek y Braeden se poscicionaban en la entrada del loft y apuntaban hacia la enorme puerta de hierro.
La loba vislumbró dos pares de pies moverse con lentitud por debajo de la puerta y rápidamente se posicionó junto a esta, lista para abrirla. Derek y Braeden asintieron y ella, con sus manos llenas de garras, deslizó la puerta hacia un costado con rapidez, revelando lo que sea que estuviera al otro lado. Al instante ambos armados se posicionaron frente a ella, apuntando a las personas misteriosas.
La rubia frunció el ceño ante la escena, pero al reconocer lo que sucedería a continuación, abrió su ojo sano a tope mientras intentaba alejar a ambos humanos de las recién llegadas.
Dos mojadas y revueltas melenas pelirrojas se encontraban en la puerta del loft, ambas féminas vestían pijamas y tenían sus manos entrelazadas con fuerza. Las banshees alzaron sus cabezas del suelo y al instante, en una increíble sincronía, soltaron un grito fuerte y estremecedor que hizo temblar hasta las paredes del lugar.
La onda sonora hizo que los tres mayores salieran volando hasta estamparse contra la pared contraria del lugar, a excepción de Derek, quien se dió de lleno con una columna.
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Made In Greece || Derek Hale
Loup-garouLa vida para la griega Meghara Galani no ha sido fácil. Sus padres la abandonaron cuando era tan solo una bebé recién nacida en la puerta de la imponente Alfa de Beacon Hills. Talia Hale decidió criar a la niña como una hija más, provocando que la c...