"Las Reunión de los Alfas"- ¡Por aquí, vamos! - Laura tomó con fuerza el brazo de una adolescente Meghara y ambas se apresuraron a esconderse detrás de un árbol. Con sus espaldas recostadas en el tronco de la planta, ambas observaban con cautela a su alrededor.
A unos metros de las lobas, Gerard Argent, sus hijos y algunos de sus cazadores observaban con el ceño fruncido el área, buscando la más mínima señal lobuna. La hija mayor del hombre, Kate, bufó con rabia al no encontrar nada y siguió su camino, siendo seguida por su hermano y el resto de los cazadores.
La morena y la rubia suspiraron aliviadas al ver como los cazadores se alejaban y rápidamente salieron corriendo de su escondite hacia otra región del bosque.
Cuando ambas habían aceptado la invitación de Talia para asistir a un encuentro entre manadas, nunca creyeron que la reunión terminaría en un ataque realizado por cazadores, cuyo único objetivo era eliminar a la mayor cantidad de lobos posibles. Desde ese entonces, hacía ya unas horas, las cuatro manadas que se habían reunido ahora se hallaban dispersas por el bosque, huyendo del clan Argent.
Meghara y Laura de habían mantenido unidas desde ese entonces, y no planeaban separarse ni que las estuvieran matando.
Ambas corrían por la reserva, esquivando a los árboles y saltando sus enormes raíces. Las dos estaban algo magulladas por la cantidad de horas que llevaban en esa situación, pero no iban a parar hasta cerciorarse de estar seguras.
- ¡Espera! - Laura había caído al suelo tras no poder evadir una trampa para zorros y ahora su pié se encontraba apresado por el mortal objeto.
La griega se volteó preocupada hacia su amiga y se acercó a ella con velocidad, intentando ayudarla con sus manos torpes y sudorosas. Ambas sentían las lágrimas caer como cascadas por sus mejillas y derrochaban desesperación. Nunca habían estado en una situación semejante, tan estresante, sí se habían enfrentado antes a cazadores, pero nunca habían luchado con tantos y tan armados.
En esa parte del bosque, solo se escuchaban los silenciosos sollozos de las jóvenes, ambas aterradas y desesperadas. Meghara sentía un enorme vacío vacío en estómago y como su pecho se oprimía al saber que en cualquier momento, un cazador podría aparecer y aniquilarlas, su cuerpo temblaba con vigor y ya no sabía que más hacer para ayudar a Laura. No podía pensar con claridad y eso le fastidiaba.
Ambas se voltearon alarmada cuando sintieron unos pasos detrás de unos arbustos, encontrándose con una figura robusta que las hizo palidecer del miedo. No sabían quien era.
- Mierda - masculló la voz masculina del recién llegado. El hombre se acercó con velocidad a las jóvenes y entonces ambas pudieron identificarlo. Agradecida de que estuviera allí, Meghara sonrió con alivio mientras lo veía intentar ayudar a Laura.
- Deucalion, gracias. No sé que habríamos hecho si no hubieras llegado - el rubio sonrió ante las palabras de la joven y siguió con su tarea. La joven griega lo abrazó en cuanto vió como el pie herido de Laura era liberado y fue correspondida por el alfa. Su relación no era mucha, ya que se conocían desde hacía poco tiempo, pero el hombre había logrado tenerle afecto a esa pequeña rubia. Él tomó en brazos a la Hale herida y comenzó a caminar con prisa por el, extrañamente, silencioso bosque, siendo seguido de cerca por la rubia.
- ¿Dónde están los demás? - preguntó la castaña, sintiendo su piel escozer ante las enormes cantidades de wolfabane que tenían sus heridas.
- Kali y Ennis están reuniendo a sus manadas, tuvieron algunas bajas. Talia y yo salimos a buscarlas, la destilería ya no es segura, iremos a la mansión Hale para continuar con la reunión - informó el alfa con aire de preocupación. Ambas betas asintieron antes de dejarse guiar por el lobo hacia donde la matriarca Hale los esperaba.
ESTÁS LEYENDO
Made In Greece || Derek Hale
WerewolfLa vida para la griega Meghara Galani no ha sido fácil. Sus padres la abandonaron cuando era tan solo una bebé recién nacida en la puerta de la imponente Alfa de Beacon Hills. Talia Hale decidió criar a la niña como una hija más, provocando que la c...