– ¡Meghara! ¿Podrías venir a la cocina? – el estruendoso grito de Talia Hale resonó en toda la imponente mansión Hale.
Una chica rubia, de ojos marrones y piel semi bronceada salió corriendo del cuarto de Laura, con quien estaba criticando a sus compañeros de clase, y se dirigió a la cocina del lugar.
Adornada con un estilo rústico, la cocina de la mansión Hale aguarda la llegada de Meghara. Talia se encuentra esperando por la joven beta mientras habla con su hijo del medio, Derek Hale.
– Recuerda que iremos a verte esta noche, suerte – Talia besó la frente de su hijo y lo liberó.
El chico salió de la cocina y se encaminó hacia la puerta de salida.
– ¿A dónde vas? – preguntó la curiosa voz de Meghara, quien ya había llegado.
Derek se dió la vuelta, la griega estaba parada al pié de la escalera con una mano en la baranda y lo miraba inquisitivamente.
– A entrenar, tengo partido de basquetball esta noche y vamos a entrenar un rato antes ¿Vendrás a verme? – Derek se acercó a paso lento pero seguro a la mujer lobo, la cual mordía su labio inferior mientras observaba los descubiertos y fornidos brazos del beta.
No era secreto para nadie en esa casa la atracción mutua de ambos lobos, incluso la pequeña y tierna Cora Hale lo intuía. Pero por más que insistieran, ambos chicos afirmaban su amistad.
Incluso la mejor amiga de la chica, Danielle Martin, había intentado de todo para que terminaran juntos, pero Meghara y Derek siempre lograban atraparla antes de que hiciera algo.
El hecho de la triste y trágica muerte de la ex-novia de Derek, Paige, había provocado una cercanía aún mayor entre la griega y el Hale.
– Claro que iré, después de todo, tu madre me mataría si no lo hiciera – respondió con seguridad fingida la rubia, más el Hale no se dió cuenta.
– Nos vemos Meggs – el chico besó con cariño la frente de la chica y salió por la puerta.
Meghara suspiró, aunque intentara no demostrarlo, Derek causaba grandes cosas en ella: su corazón se aceleraba, su estómago se llenaba de las increíbles y ya conocidas mariposas y las ganas de estar con él incrementaban con el pasar del tiempo.
– Se te cae la baba – Peter Hale saltó los últimos seis escalones de la escalera y quedó de pié frente a la chica, la cual bufó y se encaminó a la cocina.
– Talia ¿Qué necesitas? – preguntó la loba, tomando asiento frente a la mujer.
La alfa sonrió enternecida, había estado pendiente de la conversación de su hijo con la rubia y notó cuando el corazón de ella se aceleró en el instante en que Derek se le acercó. Sabía de la atracción de ambos.
– Está noche es el partido de Derek – Meghara asintió – Y no me importa si gana o pierde, me encantaría organizarle una fiesta sorpresa: para felicitarlo si gana o consolarlo si pierde – explicó la Alfa.
– Ajá...
– Y me gustaría que lo mantuvieras ocupado después del partido para que luego lo traigas a casa, así nos alcanza el tiempo para preparar todo – finalizó la matriarca Hale con una gran sonrisa.
Meghara no tuvo que pensarlo mucho y aceptó casi al instante, provocando una inmensa alegría en la mujer.
La noche llegó y el partido comenzó. Meghara se aterraba cada vez que veía como empujaban a Derek y saltaba de alegría cuando el anotaba un tanto.
Pero ella no era la única que saltaba.
Todas las demás estúpidas chicas babeaban y gritaban cono tontas cada vez que Derek respiraba, de seguro eran su "secreto" club de fans. Por ello, Danielle intentaba asesinarla cada vez que podía con sus gritos de banshee, siendo retenida más de una vez por la loba.
ESTÁS LEYENDO
Made In Greece || Derek Hale
LobisomemLa vida para la griega Meghara Galani no ha sido fácil. Sus padres la abandonaron cuando era tan solo una bebé recién nacida en la puerta de la imponente Alfa de Beacon Hills. Talia Hale decidió criar a la niña como una hija más, provocando que la c...