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Por fin era la hora del almuerzo en la empresa y para JungKook esto significaba empezar a jugar un juego de escape junto con su hijo, ya que era claro que no podía ir y comer a sus anchas en el comedor principal de la compañía. No sabía si podía haber un chismoso entre el grupo que vaya directo a la oficina del presidente y le cuente con sumo detalle como el vicepresidente de la empresa tenía a su hijo ahí, elo que provocaría al final su eminente despido por llevar un niño a las instalaciones y haber llegado unos quince o veinte minutos tarde, entonces JungKook tendría que apañarselas para conseguir un nuevo trabajo y...

-¡Papi!

Esa infantil voz saco de su ensoñación trágica a Jeon, quién casi estaba a punto de tener indicios de calvicie con tan solo su imaginación. Y bueno, gracias a eso termino imaginándose calvo, lo cual no fue mejor para su propia salud emocional.

Sin ánimos de seguir con esa imagen mental, JungKook le dió toda su atención a su hijo.

-¿Qué pasa? ¿Me decías algo?

SooBin, quién estaba cómodamente acostado en el amplio sillón -en donde había dormido durante toda la tarde después de haber decidido tomarse un descanso de su dibujo-, se sentó con pesadez y con un puchero en sus labios se tocó su pancita mientras decía:

-Es que... Tengo hambre, papi.

Oh. Entonces fue por eso y el timbre que anunciaba la hora del almuerzo que entró en una pequeña crisis... Vale, parecía más razonable ahora que ya no estaba en tal estado de apuro.

-Pues entonces vamos a comer, ¿qué quieres? -pregunto, tecleo unas últimas cosas en su computadora de escritorio y escribió otras cuántas en una de esas cuarenta hojas que tenía en su escritorio antes de levantarse e ir hacia su hijo.

-Mm... ¿Pizza? -su tono fue inocente, intentando chantajear a su padre con sus ojos de cachorrito.

-¿Pizza? Muchachito, eso no es lo que debería de comer un niño entre semana -se cruzó de brazos, queriendo parecer autoritario.

SooBin sonrió, su papá lo menos que parecía era autoritario. No era como si no hubiera podido ver cómo le brillaron los ojos cuando escuchó la palabra pizza.

-TaeTae Hyung decía que no había mucho problema -saco a relucir lo que él creía que era su carta ganadora.

De las bastantes veces que ellos tuvieron la oportunidad de comer juntos, SooBin recuerda lo fácil que su niñero chantajeaba a JungKook para comer alguna comida que no contenga cinco tipo de verduras distintas. En serio, una sonrisa cuadrada junto con unos ojitos de cachorrito, eran suficientes para que su padre se rindiera y procediera a darle la razón a TaeHyung.

Ante la excusa dicha, Jeon entrecerró los ojos.

-¿Así que TaeTae te daba pizza entre semana? -no estaba molesto, todo lo contrario, pero sí tenía curiosidad.

El niño por fin entendió que se reveló a sí mismo y, con mucha claridad, JungKook pudo ver cómo la carita del niño cambiaba mientras se tapaba la boquita con ambas de sus manos.

-¿Papá está molesto? -pregunto en voz bajita, sin quitarse los manitos de la cara.

JungKook relajo su rostro en una sonrisa, estiro una de sus manos y le dió una caricia a la cabecita de SooBin. ¿Cómo podría siquiera estar molesto con su hijo o con TaeHyung, solo por una pizza? Podrá ser todo lo que quieran, pero no sé enojaría por una estupidez como esa.

-Claro que no estoy molesto, Binnie -le dió un toquecito en la nariz antes de volver a preguntar-. ¿Entonces, quieres comer pizza?

Binnie asintió de vuelta emocionado, feliz porque su papá no estaba molesto con él y también porque podría comer pizza.

¡Papá! ||| KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora