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-¿Qué les gustaría comer?

JungKook preguntó mientras los tres entraban a su hogar. Había sido agotador ir caminando al jardín de niños para recoger a su hijo pero, bueno, no se atrevía a quejarse. Al final, fue tan bonito que ambos hayan ido por SooBin, que Jeon estaba seguro que eso se mantendría como un recuerdo dorado en su memoria, sin importar qué o quién se lo intentará borrar, él lo seguiría recordando. ¿Y cómo no? Se sentía tan afortunado de poder seguir viviendo para haber podido presenciar el bello sonrojo que pintó las mejillas del niñero cuando lo atrapó codiciando el helado que le había comprado a su hijo durante su camino a casa.

-¿Quieres uno?

No pudo evitar preguntárselo con algo de diversión en su voz, pero con toda la intención de comprarle lo que sea que le pidiera ya que, de repente, podía decir que le surgió el deseo de consentirlo en todo lo posible. TaeHyung, con bastante pena por haber sido atrapado, lo miro con unos ojitos tan brillantes que JungKook no pudo evitar suspirar con una sonrisa cargada de ternura; el niñero era tan fácil de leer, que ni siquiera necesito una respuesta verbal para empezar a caminar hacia el puesto de helados que había en el parque por el que estaban caminando para llegar a casa.

-No, JungKook, no es necesario... -TaeHyung caminó con rapidez, llevándose casi a rastras al pobre SooBin, que no entendía cuál era el conflicto entre ambos adultos por haber estado muy ocupado comiendo su helado.

-¿De qué lo quieres? -preguntó, haciéndole una señal al heladero para que lo esperará.

-No es necesario, de verdad... -murmuró, apenado.

-No te estoy preguntando si quieres o no, Tae. ¿De qué sabor lo quieres? -volvió a repetir su pregunta, con una sonrisa divertida en su rostro.

-... De nuez... -de nuevo murmuró avergonzado, con la boca apretada y mirando de soslayo a JungKook.

El niñero estaba tan rojo, que ni una fresa le podía hacer competencia. ¿Acaso le había llamado por un apodo? Era un mote común en su día a día pero, por alguna razón, con él sus mejillas decidieron pintarse de rojo. Sin darse cuenta, estaba apretando la manita de SooBin, sin llegar a lastimarlo, pero siendo la suficiente fuerza como para que el pequeño niño quisiera exponerlo ante la sociedad.

-¿Por qué TaeTae Hyung me aprieta...? ¡Oh, Hyung es una fresita! -y con la franqueza que solo tiene un niño, lo señaló con su dedo índice, mientras se manchaba sus mejillas con su helado.

-... Pfff -JungKook no pudo evitar reír, pero aún así tuvo la decencia de taparse la boca con su mano para no dejar salir ningún sonido. El niñero se sonrojo aún más, y sin decirle nada se dió la vuelta, llevándose a SooBin con él mientras le decía algo en múltiples susurros que no alcanzaba a escuchar para poder entenderlos. Él suspiró enamorado cuando TaeHyung se alejó, y por fin se giró hacia el heladero-. Deme uno de nuez, por favor.

El heladero, confundido por la reciente escena que rozaba a un drama coreano de romance, parpadeó varias veces antes de asentir e ir a preparar el helado, pensando para sus adentros: Qué envidia...

Después de unos pocos minutos en los que el heladero se tardó preparando el postre, JungKook recibió, agradeció y pagó el helado, despidiéndose de él con una linda sonrisa de cortesía que, bueno, hizo que el heladero quisiera suspirar, aún con su cubrebocas puesto.

-Tae.

Le llamó a sus espaldas una vez llegó a su lado, topándose con la escena de TaeHyung juzgando tiernamente a su hijo, señalándolo con el dedo índice mientras le regañaba a modo de juego. ¿Cómo es que sabía que no era un regaño de verdad? Bueno, fácil, su hijo ni siquiera le estaba prestando atención a su niñero, demasiado interesado lamiendo su helado como para importarle los balbuceos avergonzados de TaeHyung, y él ni siquiera estaba consciente de esto, simplemente regañaba al niño aunque no fuera escuchado para desahogar de algún modo y otro su vergüenza.

¡Papá! ||| KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora