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Al final del día terminó durmiendo solo pero bien arropado, gracias a un pequeño buen corazón que se preocupó por él. Gracias al adorable niño, pudo dormir como si fuera un bebé, sin preocuparse por aquella intrusiva espinita de incomodidad que de vez en cuando lo amenazaba.

Sus ojos se fueron abriendo poco a poco, topandose directamente con la luz mañanera que aquella ventana con cortinas mal acomodadas le brindaba con la sucia intención de despertarlo. Se estiró tanto como un gato lo haría, sus huesos tronaron y dejó salir un suspiro de alivio. Estaba sorprendido de haber dormido tan bien en casa ajena, algo que ni de pequeño había logrado.

Asumió que eran horas tempranas cuando cayó en cuenta de lo silenciosa que estaba la casa de JungKook. Ni una sola alma estaba haciendo ruido, todo era tan silencioso, incluso parecía que nadie tenía la necesidad de ir al trabajo...

¡Sus trabajos!

TaeHyung se levantó de golpe cuando recordó ese pequeño detalle. ¿No se suponía que ellos dos, tanto JungKook como YoonGi, entraban a su trabajo en estas horas?

Maldijo un poco el tener que levantarse de la camaz pero aún así lo hizo, y entre tropezones llegando por una traviesa sábana que decidió enredarse en sus pies, logro llegar a la puerta para poder salir de la habitación. Sus pasos fueron apurados cuando se dirigió a la habitación de invitados -ya que era la que estaba más cerca de él-, y estuvo a punto de abrir la puerta antes de detenerse por sentir que era inapropiado abrir así sin más, sin ningún aviso previo.

-YoonGi -golpeo con suavidad la puerta, su voz resonando contra la misma para que el otro lo escuchará-, tienes que ir a trabajar.

Para su sorpresa, no tardó mucho en recibir una respuesta.

-No estoy.

TaeHyung frunció el ceño, con una sonrisa divertida asomándose por sus comisuras.

-¿Ah, sí? Bueno, le dejo el aviso a quien sea que esté adentro, que ya se le hace tarde para el trabajo -enfatizó en la última palabra.

Por varios segundos no recibió alguna respuesta hasta que, de pronto, se empezó a escuchar mucho movimiento dentro de la recamara antes que apareciera un desaliñado YoonGi en frente suyo, jadeando como si hubiera hecho algún tipo de actividad física mientras no le abría.

-¿Qué hora es? -su voz estaba ronca, y sus ojos aún seguían hinchados. Al parecer, alguien también había caído en un sueño profundo.

-No sé -se encogió de hombros, y se hizo a un lado para dejar pasar a YoonGi, que ya había empezado a caminar hacia las escaleras-, pero estoy casi seguro que son cerca de las siete, tal vez siete y media.

TaeHyung podía jurar que después de haber hablado, pudo ver cómo YoonGi se tambaleó al escuchar su voz.

-... -Min soltó una risita nerviosa, bajando el último escalón de las escaleras-Con suerte y alcanzó a llegar... -y de nuevo soltó otra risita nerviosa, temiendo desde ahora el posible regaño de su jefe si lo ve llegando tarde.

-Mmh... ¿No te pondrás los zapatos? -le aviso a su mayor, antes de que abriera la puerta y se fuera de la casa.

Apenas hace unos momentos, mientras lo escuchaba murmurar sobre su trabajo, su mirada almendrada se desvió hacia el torso del mayor, encontrando que entre su axila y sus costillas llevaba sus zapatos, los cuales al parecer no fueron su prioridad a la hora de vestirse, lo cual podría ser comprensible, pero ver como aún después de su aviso no le importó ponerse bien sus zapatos, y en cambio, recibió una expresión llena de desinterés y pereza hacia sus zapatos, lo sorprendió bastante.

¡Papá! ||| KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora