Ánimo, ánimo. Tú puedes, SeokJin.
Esos eran solo los vanos intentos de parte de SeokJin de animarse a entrar a esa oficina y no quedarse quieto en frente de la puerta de cristal, como si esperara que JungKook saliera y le abriera para invitarlo a pasar y hacer como si nada hubiera ocurrido durante este caótico y desastroso tiempo. Es más, ni siquiera tenía las suficientes agallas para enfrentar a su mejor amigo. Se sentía lejano, como alguien que apenas acaba de llegar a una nueva ciudad y absolutamente todo le parece desconocido; y no era tonto, entendía y sabía porque tenía ese sentimiento tan arraigado con él, todo se debía a su manejo de la situación y como decidió que la mejor opción era alejarse de quién fue su mejor amigo durante más de una década, sin tener en cuenta los sentimientos del otro.
Después de tanto tiempo, en donde ya avergonzado, se daba cuenta de su mal manejo ante la situación, él ya no se sentía merecedor de dirigirle la palabra a JungKook, menos cuando lo veía tan feliz y cómodo con Min YoonGi. La presencia de ese hombre gatuno le solía dar la impresión de lo mal amigo que él fue al no darle el beneficio de la duda a su mejor amigo.
SeokJin suspiró, su ánimo decayó y con ello, su intención de solucionar las cosas con su mejor amigo.
Sin embargo, fue atrapado con las manos en la masa justo antes de marcharse y se terminó encontrando de frente con la expresión de sorpresa mezclada con incomodidad de parte del vicepresidente al verlo afuera de su oficina, sin entender por qué él estaría ahí.
—J-Jung... —debido a su tartamudo inicial, carraspeó antes de volver a hablar—JungKook.
En estos momentos y hablando con sinceridad, la mejor forma de describir la expresión de Jeon en este instante sería... Cómo si tuviera tres signos de interrogación en su rostro, todos apuntando al por qué SeokJin estaba tan tranquilo afuera de su oficina.
—SeokJin —correspondio el saludo, más un asentimiento de su parte.
Al escuchar su voz, después no haberlo hecho durante tanto tiempo, SeokJin tuvo el gran y potente impulso de echarse a correr, intimidado por sus propios errores; porque ver esas suaves y disimuladas bolsas negras debajo de los ojos de JungKook, más su reciente delgadez lo hacían sentir culpable, era más que suficiente para hacerlo sentir como si, al menos, tuviera un cachito de culpa de su tan lamentable estado.
Ambos hombres se quedaron parados, quietos en su lugar mientras se veían las caras. Lo que más se podía rescatar de ambos era su evidente incomodidad en sus rostros, cada quien con motivos distintos pero muy parecidos al mismo tiempo.
Quien decidió romper el tenso contacto visual junto el silencio que tenían, fue JungKook, quién estaba con el tiempo en su contra si es que quería llegar puntual por su hijo.
—Bueno... Nos vemos —se despidió, sin la esperanza de recibir unas cuantas palabras de la otra parte.
Y creyó que así fue cuando aún después de haber avanzando bastantes pasos, SeokJin no le había parado el camino, ni siquiera con su voz, sin embargo, el suspiro de decepción se le quedó atrapado al escuchar la voz, un tanto desesperada, de su compañero de trabajo para después sentir una mano enredarse en su muñeca, deteniendolo.
—¡J-JungKook!... —soltó un suave jadeo—Espera, por favor.
Jungkook quedó congelado en su lugar, sorprendido por estar recibiendo atención de parte de ese hombre que conocía desde hace más de una década.
—¿Ocupas algo? —no le fue difícil controlar su sorpresa tanto en su expresión como en su voz, sus ojos no lo miraron directamente y en cambio, lo hicieron de reojo.
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¡Papá! ||| KookTae
FanfictionJungKook, un hombre de veintiocho años, viudo y con un precioso hijo de cuatro años viviendo solos en una pequeña casa que tenía todas las comodidades. No había ningún problema en realidad, todo estaba en orden en la vida de Jeon hasta que surge un...