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Era detestable.

Y no, no se refería a una persona que no lo agradara, si no que esas dos palabras iban totalmente dedicadas a su despertador — en sí, era su celular —  que sonaba a las siete en punto de la mañana de lunes a viernes sin tenerle algún tipo de compasión por ser un hombre de veintiocho años con un hijo precioso de cuatro años que necesitaba alimento unas tres veces — cinco, en realidad — al día y que aparte también iba a la escuela para poder tener una educación decente. Así qué con un odio grandísimo a su alarma se sentó perezoso en la cama y dirigió una de sus manos hacía su celular para poder tomarlo y con un dedo presionar el botón de "descartar alarma" para por fin parar ese fastidioso sonido.

— Quiero dormir... — murmuró con voz ronca mientras sus manos hacían un recorrido por su cara hacia su cabello para desordenarlo.

Antes de pararse de su hermosa y cómoda cama JungKook había dirigido su mirada somnolienta hacia un zapato de niño pequeño que estaba detrás de su puerta, entrecerró sus ojos al darse cuenta que su hijo no le había obedecido cuando le dijo que guardara sus zapatos en su cuarto.

— Ese mocoso... — suspiró de manera suave a la vez que una tenue sonrisa se asomaba por sus labios.

Por fin su cuerpo se despegó de las sábanas sintiendo la cotidiana  necesidad de estirar sus huesos después de haber dormido seis horas seguidas, así qué, elevó sus musculosos brazos y entrelazó sus manos por encima de su cabeza para poder estirar su cuerpo y escuchar esos deliciosos crujidos que le llenaban de satisfacción después de deshacer esa tensión en sus músculos. Ya un poco más relajado y sin tanto sueño, se acercó con sus pies desnudos al baño que tenía como propio en su habitación.

Al menos agradecía que su sueldo le daba la posibilidad de tener un hogar con todas las comodidades para él y su hijo.

La puerta totalmente blanca se cerró tras su espalda por lo que soltó un pequeño bostezó, al parecer, el sueño que había en su organismo todavía no se desvanecía por completo, lo cual lo hizo dirigirse con flojera hacia la bañera con puerta de cristal transparente, deslizar la misma hacia la derecha y estirar su brazo izquierdo al interior de la ducha para alcanzar las manijas del agua y poder abrir un poco ambas de ellas.

— Gloriosos que son los sábados y domingos... — musitó mientras sus manos iban hacia el resorte de su pans gris y su ropa interior para bajarlo al mismo tiempo con dirección a sus tobillos, se desnudó totalmente y por fin pudo sentir la agua tibia chocando con suavidad en su cabeza.


° ° ° 👔 ° ° °

Después de pasar quince minutos en su aseo personal y otros quince minutos utilizados para poder ponerse una camisa totalmente blanca de botones, conservando su tradición de dos botones desabrochados, un pantalón negro de vestir y unos zapatos charol brillantes calzando sus pies, su abrigo no le preocupaba porque sabía que lo estaba esperando al pie de la puerta en su perchero color caoba junto con el mandil del uniforme de su hijo. Se colocó un reloj plateado que rodeaba su muñeca antes de salir de su habitación, dispuesto para despertar al dormilón de su hijo.

JungKook abrió suavemente la puerta y asomó solo sus ojos en el interior del cuarto solo para confirmar que su hijo no estuviera despierto. Después de comprobar que no había moros en la costa, abrió totalmente la puerta y entró a la habitación, cerrando la misma con la suavidad que anteriormente tuvo. Con pasos traviesos se acercó a la ventana que había en la habitación y pronunció:

— ¡Hora de despertar, mocosín! — sus manos arrugaron entre sí las cortinas rojas de Iron man  antes de abrirlas de un tirón, dejando entrar toda la resplandeciente luz que propinaba el Sol esa mañana.

¡Papá! ||| KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora