6 | SI ES POR ÉL

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|AIDEN|

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|AIDEN|

A veces sueño con verlo sonrojado, nunca he vivido un momento tan histórico como ese. Parece inmune a cualquier tontería, principalmente si es mía. Tiene barreras de defensa que no le permiten reaccionar a lo vergonzoso, excepto cuando él hace una cosa nada seria, es como su propio enemigo.

Ante todo, también tiene un enemigo más fuerte, como su cruel villano. Es el estrés. A él nunca le han dicho que no porque, todo lo que hace, siempre lo hace bien. Y, si alguien le inventa un pretexto o le da un comentario llevándole la contraria a lo que ha dicho, se encarga de hacer una explicación de la razón por la que la otra persona está equivocada. Lo hace hasta quedarse sin aire. Él no lo sabe, en ocasiones alza la voz, suelta comentarios que no debe, se culpa cuando eso pasa.

Yo entendí que no estaba consciente de ello cuando se disculpó con su madre tras una pelea, y ella no sabía lo sucedido. Estábamos en clase, un compañero lo culpó de algo que no hizo y, cuando quiso defenderse, gritó muchas cosas que aquel alumno hizo y que el jamás mencionó antes. Se supone que era un secreto, de ellos dos, y se divulgó frente a todos. Recuerdo que su madre dijo que lo entendía, simplemente estaba frustrado y en esos momentos uno siente la necesidad de expulsar todo, pero yo no soy así y eso le hace sentir aún peor.

Pero ahí está la diferencia entre los dos, que él se deja al descubierto en el momento adecuado y a mi me parece imposible, de tanto que todo se vuelve una torre de mentiras y fracaso. Y explotan cuando no debe. Como esa vez, cuando nos distanciamos.

Conozco de él, y él conoce de mi. Por eso entiendo la carga que le lleva tener que darnos indicaciones pese a que no hacemos lo que nos pide, así como entiendo su miedo tras ocupar las palabras que no eran adecuadas, porque le recuerda a nuestro pasado.

—Estaba bromeando —agrego tras su silencio. Estamos de camino a casa, tiró su paciencia por la borda y dijo que cada uno ensayara en cada mientras sea posible. Algo que hasta la tutora le resultó perfecto—. Perdón.

—Escogiste bromear en el peor momento —contesta afligido.

—Es que ellos tampoco estaban haciendo lo del guion, pensé…

—No, no pensaste —me detiene sin dudar—. Imaginaste que sería divertido y no lo fue. Sabes lo que sucedió el semestre pasado, cuando nos vieron en el aula. No fueron días, ni semanas. Fueron meses, Aiden, y dijimos que estaríamos empezando de cero. Olvidar esa confianza era parte del inicio desde cero.

Eso estruja un poco mi corazón.

Lo entiendo, entiendo su miedo, su rechazo. No resultó bien cuando se enteraron que habían dos chicos saliendo en clase, se encargaron de acorralar a cada alumno, haciendo “bromas” fuera de nivel. Nuestro escaso conocimiento de ocultar los sentimientos, esto sin contar que era la primera vez que él confirmaba gustar de un chico, fue terrible y lo aprovechaban cualquier momento para soltar comentarios hirientes. Lo hacían contra ambos, pero el más afectado fue él, porque recién descubría una nueva parte suya.

Melodía de otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora