CAPITULO 4

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— ¿Yo? —Exclamó Ron—. Entonces, ¿todo es culpa mía? ¡Tú tienes tres años más que yo!

—Sí, pero esta fiebre matrimonial no se había apoderado de ella hasta ahora.

Ron se rió.

—Perdona que no sienta compasión por ti. Pero yo también recibí una lista el año pasado.

— ¿De verdad?

—Por supuesto. Y últimamente me está amenazando con darme una cada semana.

Me da la lata con lo del matrimonio mucho más de lo que te puedas imaginar. Los solteros son un reto, pero las solteras son patéticas. Y, por si no te habías dado cuenta,

soy un omega.

Bill soltó una carcajada.

—Soy tu hermano. No me doy cuenta de esas cosas —dijo, y la miró de reojo—. ¿La has traído?

— ¿La lista? Cielos, no. ¿En qué estás pensando? La sonrisa se hizo más amplia.

—Yo he traído la mía.

Ron contuvo la respiración.

— ¡No me lo creo!

—De verdad. Sólo para torturar a mamá. Me pondré a su lado y la estudiaré detenidamente; sacaré las gafas...

—No tienes gafas . Bill sonrió; la misma sonrisa maliciosa que parecía que todos los hombre Nott Weasley dominaban.

—Me he comprado unas sólo para la ocasión.

—Bill, no puedes hacer eso. Te matará. Y después encontrará la manera de echarme a mí la culpa.

—Cuento con eso.

Ron lo golpeó en el hombro, provocando un gruñido lo suficientemente fuerte

como para que varias personas que pasaban por allí se giraran a mirarlos.

—Una buena derecha —dijo Bill, rascándose el brazo.

—Una chica o un omega no puede sobrevivir con cuatro hermanos alfas si no aprende a golpear

fuerte —dijo, cruzando los brazos—. Déjame ver la lista.

— ¿Después de haberme golpeado?

Ron puso los ojos en blanco e inclinó la cabeza en un gesto de impaciencia.

—Ah, está bien. —Metió la mano en el bolsillo del chaleco, sacó un papel

doblado y se lo dio—. Dime qué te parece. Estoy seguro que no ahorrarás detalles.

Ron desdobló el papel y leyó los nombres escritos con la elegante escritura de su madre. La vizcondesa Nott Weasley había escrito los nombres de ocho mujeres. Ocho mujeres solteras y tres Omegas de muy buena familia.

—Justo lo que suponía —murmuró Ron

— ¿Es tan horrorosa como creo?

—Peor. Daphne Greengrass habla menos que una calabaza.

— ¿Y las demás?

Ron lo miró con las cejas arqueadas.

—En realidad, tú no querías casarte este año, ¿verdad?

Bill hizo una mueca.

—Y la tuya, ¿cómo era?

—Hoy, gracias a Dios, anticuada. Tres de los cinco se casaron el año pasado.

Mamá todavía me riñe por dejar que se me escaparan. Los dos hermanos resoplaron de forma idéntica mientras se apoyaban en la pared.

Arthur Nott estaba decidido a casar a sus hijos. A Bill ,el mayor, y Ron, el segundo omega, tenían que soportar toda la presión, aunque Ron sospechaba que su madre casaría a la pequeña Ginny, de trece años, si recibía una oferta lo suficientemente buena.

LE COEUR DU DUC (EL CORAZÓN DEL DUQUE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora