CAPITULO 19

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—Todas eran omegas excepto uno que era beta y,  aunque todos han expresado públicamente que se alegran por mi felicidad, claramente intentaban adivinar las probabilidades que había de que no acabáramos juntos

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—Todas eran omegas excepto uno que era beta y,  aunque todos han expresado públicamente que se alegran por mi felicidad, claramente intentaban adivinar las probabilidades que había de que no acabáramos juntos.

—Supongo que les has dicho a todos que estoy desesperadamente enamorado de ti, ¿verdad?Ron sintió una sacudida en su interior.

—Sí —mintió, ofreciéndole una sonrisa tremendamente dulce—. Al fin y al cabo,tengo que mantener una reputación.

Blaise se rió.—Y dime, ¿quién fue el único hombre beta que te interrogó? Ron se puso seria.

—En realidad, era otro duque. Un hombre mayor de lo más extraño que dice que era un buen amigo de tu padre.Los músculos de la cara de Blaise se tensaron de inmediato.Daphne se encogió de hombros y no se percató del cambio en la expresión de Blaise.

—Me empezó a decir lo «buen duque» que era tu padre. — Ron se rió mientras intentaba imitar la voz del hombre

—. No tenía ni idea que los duques teníais que saliren defensa de los demás. Bueno, tampoco queremos que un duque incompetente desmerezca su título, ¿no? Blaise no dijo nada. Ron empezó a darse golpecitos con un dedo en la mejilla mientras pensaba.

— ¿Sabes? Nunca te he oído mencionar a tu padre.

—Eso es porque no me gusta hablar de él —dijo Blaise, muy seco. Ron parpadeó, preocupado.

— ¿Te pasa algo?

—No —dijo él, con la voz cortada.

—Oh. —Ron se dio cuenta de que se estaba mordiendo el labio inferior y se obligó a parar—. Entonces, no lo mencionaré.

—He dicho que no me pasa nada. Ron se mantuvo imperturbable.—Claro.Se produjo un largo e incómodo silencio. Ron se entretuvo con la te la del vestido antes de decir:—Las flores que lady Black ha usado para decorar la casa son preciosas, ¿note parece? Blaise siguió con la mirada las rosas rosas y blancas que Ron estaba tocando.

—Sí.—Me pregunto si las cultivará ella.

—No tengo ni idea.Otro incómodo silencio.

—Los rosales son muy difíciles de cuidar.Esta vez, la respuesta se limitó a un sonido gutural. Ron se aclaró la garganta y entonces, cuando Blaise ni siquiera la miraba,preguntó:

— ¿Has probado la limonada?

—No bebo limonada.

—Bueno, pues yo sí —respondió Ron, muy seco, porque ya había soportado bastante—. Y tengo sed. Así que, si me disculpas, voy a buscar un vaso de refresco y te dejo aquí con tu mal humor. Estoy seguro de que encontrarás a alguien más divertido que yo.

Se giró para marcharse, pero no pudo dar ni un paso porque sintió una fuerte mano que la agarraba por el brazo. Bajo la vista, momentáneamente fascinado por la visión de la mano enguantada de Blaise apoyada en la seda anaranjada de su vestido. Lo miró fijamente, casi deseando que se moviera, que le recorriera el brazo hasta la parte desnuda del codo.Sin embargo, Blaise no iba a hacerlo. Sólo hacía esas cosas en sueños.

LE COEUR DU DUC (EL CORAZÓN DEL DUQUE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora