CAPITULO 20

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Un beso ha arruinado a más de una o un omega

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Un beso ha arruinado a más de una o un omega.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN,

14 de mayo de 1813

Blaise no estaba seguro de en qué momento supo que iba a besarlo. Posiblemente, Sera algo que nunca supo, sólo algo que sintió.Hasta el último momento, había sido capaz de convencerse de que sólo la había llevado detrás de aquel seto para regañarlo, para reprenderlo por su comportamiento tan despreocupado que sólo podí traerles graves problemas a los dos.

Sin embargo, había sucedido algo o, a lo mejor llevaba sucediendo desde hacía mucho y él se había esforzado en ignorarlo. Los ojos de Ron eran distintos, casi brillaban. Y había abierto la boca, sólo un poco, aunque lo suficiente para que Blaise no pudiera dejar de mirarlo.Su mano empezó subir por el brazo, por encima del guante blanco, por encima de la piel del codo y, al final, por encima de las mangas del vestido. La rodeó por la espalda y lo atrajo hacia sí, eliminando por completo la distancia que los separaba.

Quería tenerlo más cerca. Quería tenerlo a su alrededor, encima de él, debajo de él. Lo quería tanto que le daba miedo.Lo amoldó a su cuerpo y lo rodeó con los brazos. La notaba de arriba abajo contra su cuerpo. Era  más bajo que él, así que sus pechos le quedaban a la altura de las costillas y el muslo de Blaise...

Se estremeció de deseo.El muslo de Blaise estaba entre las piernas de Ron, sintiendo en su propia piel el calor que desprendía.

Blaise gruñó, un primitivo sonido que mezclaba necesidad y frustración. Sabía que no podría hacerlo suyo esa noche, que no podría hacerlo suyo nunca, y necesitaba que aquellas caricias le duraran toda la vida. La seda del vestido de Ron era suave y fina debajo de los dedos de Blaise y, amedida que le recorría la espalda, notaba cada línea de su cuerpo.Entonces, sin saber por qué, no lo sabría en la vida, se separó de él. Sólo un poco, pero fue suficiente para que el aire fresco corriera entre los dos cuerpos.

— ¡No! —exclamó Ron, y Blaise se preguntó si Ron tenía alguna idea de la invitación que le acababa de hacer con esa sencilla palabra.Le cogió la cara con las dos manos y la miró fijamente hasta que sintió que seperdía en Ron. Estaba demasiado oscuro para diferenciar los colores exactos de aquellacara inolvidable, pero Blaise sabía que los labios eran suaves y rosados, con un toque anaranjado en las comisuras. Sabía que los ojos tenían mil matices de azul, con un precioso círculo verde que constantemente lo invitaba a mirarlo más de cerca para ver sirealmente estaba allí o era un producto de su imaginación.

Pero el resto, cómo sería abrazarlo, cómo sería saborearlo, sólo podía imaginárselo.Y Dios sabía que lo había imaginado. A pesar de su actitud serena, a pesar de las promesas que le había hecho a Theo, se moría por Ron. 

Cuando la veía al otro lado de una sala llena de gente, la piel le que amaba y, cuando la veía en sueños, su cuerpo se encendía.Y ahora, ahora que la tenía en sus brazos, ahora que la respiración de Ron era entrecortada por el deseo y que sus ojos brillaban con una pasión que seguro no podía entender, ahora creía que iba a estallar.

LE COEUR DU DUC (EL CORAZÓN DEL DUQUE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora