No una loba cualquiera (parte 1).

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Mientras estaba en aquella larga fila con los brazos cruzados me puse a pensar: en aquella cafetería había podido ver un letrero que decía "se solicita meser@", y una de las cosas que me había planteado durante el vuelo fue no vivir del dinero de quien fuera que me acogiera en su casa, además de que tenía 19 años... No me sorprendería que en este país hubiera gente de mi edad totalmente independiente y yo aún ahorrando para un peluche de una serie de Youtube.

Estaba decidido, en cuanto pudiera salir de la interminable fila me presentaría para trabajar en aquella cafetería, y me llenaba de emoción trabajar bajo ese aroma y mantener mi mente ocupada, a la vez me parecía una buena idea que estuviera tan cerca.

La fila avanzó lentamente hasta llegar a un gran parque con varias áreas verdes, unas pocas canchas de basquetbol, juegos para niños pequeños y un área central con una fuente y un kiosco, la fila se dividía en 5 frente a las cajas donde atendían los sujetos vestidos con bata, aunque dudaba que fueran doctores.

En aquella caja que me tocó me registraron con nombre y nuevo domicilio, por suerte lo había anotado en las notas de mi teléfono, y en base al domicilio me darían la dirección a donde debía presentarme... me habían atendido bastante rápido, no entendí como pase varias horas en la fila y para cuando salí eran las 5 de la tarde, y para colmo debía formarme de nuevo al día siguiente, pues los sábados a las 7 debía estar formada para que me estudiaran.

Volví a casa a pie, mirando hacia la dirección del colegio y del café pensé en si era bueno ir a presentarse todavía, pero al final la pereza ganó, entrando a la casa, subiendo las escaleras al segundo piso y luego las escaleras al ático, para dejarme caer en mi cama, mi cara se arrastró por la almohada dirigiendo mi mirada a la pared unos segundos, luego al otro lado donde Marjorie me hizo saltar, ¿En qué momento había entrado? seguía viéndome con esa sonrisa y sin hacer ningún otro movimiento.

-Marjorie... me asustaste...- la niña no dijo nada, solo se rió antes de que Josh la llamara asomado desde la puerta.

-Margorie, deja a la loba en paz- murmuró como si no pudiera escucharlo.

La niña entonces riendo corrió torpemente hacia las escaleras y con ayuda de su hermano bajó las escaleras, ¿Cómo subió ella sola? no lo sé.

-No vuelvas a subir, te podría morder- escuché que le dijo una vez bajaron las escaleras por completo, sin querer había escuchado con mi oído más agudo, pero me hizo sentir un extraño sentimiento en mis entrañas que haya dicho eso, no sabía si era porque era solo un niño, porque luciera intimidante o... porque me odiara, debía dedicarle el fin de semana a conocerlos mejor.

-Quizás mañana antes de que tenga que ir a que me estudien en el parque...- dije cerrando los ojos para quedarme dormida.

Las horas pasaron y desperté casi a las 9 am, seguía sorprendiéndome de que con un oído tan agudo como el mío pudiera dormir más de 7 horas sin interrupción alguna.

-Bien, me vestiré, desayunaré, conoceré mejor a Grace, quizás la acompañe a algún lado, luego conoceré a Josh y finalmente investigaré por qué me perturba tanto esa niña- me dije llena de determinación, poniéndome unos jeans negros, una blusa blanca y una sudadera azul, sacudiendome extrañamente mi pelaje se acomodó y mi cabello se medio peinó, antes del cambio me llenaba de pereza cepillarme el cabello, ahora que estaba lleno de pelaje era algo... obligatorio, supongo, por lo que aún presentable tal y como estaba baje de mi dormitorio al baño, donde tomé un cepillo y empecé a "peinarme", mi cabello era ligeramente ondulado por lo que se extendía bastante, una vez pasé el peine por encima se alació y... no me gusto.

Me volví a sacudir y salí del baño bajando las escaleras al primer piso, buscando con la mirada a Josh en la sala, la ventana que daba al jardín trasero y en la cocina, donde sólo encontré a Grace.

Ms. Lullaby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora