Aprende a volar.

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Las cosas no irían bien para el restaurante con el caso de la marcha tan... fresco, así que cerraron toda la semana, entonces aproveché ese tiempo para llevar aquella tarjeta que me entregó James al curso de vuelo, apenas llegué me encontré con varias aves y hasta dragones, era grandioso... repito... era, pues apenas me vieron varios giraron a verme, al menos no todos los dragones exageraron con la complexión de su cuerpo, y en ese momento recordé algunos amigos dragones del fandom, Xiuhcóatl, Zaffre, Isabel, entre otros, ¿cómo les estaría yendo con esto del vuelo?

Quizás debía preguntarme más cómo me iría a mí, me sorprendió ver que el instructor era un búho, que atendió a todos con palabras directas, literales y rápidas respecto a lo que debían hacer, luego dirigió su vista a mí, girando su cabeza 180° antes de caminar hacia mí.

-Oye tú eres la loba que rescató a esos humanos del incendio- dijo, haciéndome sonrojar y sentirme bien, pues me llamó loba y no perro.

-¿Ah? sí... soy yo... me llamo Moon-

-Qué gusto tenerte a tí aquí, ¿Vienes al curso? no creo que sea necesario, ya sabes volar no? Bueno, te haré un examen rápido y entonces podrás tener tu permiso de vuelo-

-No, no espere, esa vez fue... fugaz, e instintivo, no sé volar realmente, sí vine al curso-

-Oh... entonces déjame presentarme, soy Thomas, instructor de vuelo, el precio del curso es de $20 y...-

-Oh, cierto, em... Thomas, el inspector vino a mi casa recién y me dijo que te entregara esta tarjeta-

-Oh, apoyo de la ONU, muy bien, sígueme entonces-

Me llevó a una especie de sala de vestidores donde me entregó una blusa de tirantes, la cual... parecía más un delantal... cubría todo el frente y la tela formaba un círculo en el cuello y en la espalda baja uniendo la prenda y manteniéndola pegada a mi cuerpo.

-Entiendo que debo tener espacio para las alas pero... ¿no es demasiado?- pregunté viendo como estaba mi espalda a través de un espejo, mirando las manchas negras con forma de alas en mi espalda.

-Luego del curso verás el reglamento Moon, no puedes volar si tienes dificultades para maniobrar correctamente- respondió Thomas.

-Bien...- dije sintiendo la mano de ave que tenía Thomas, llevándome escaleras arriba hacia el techo, frente al edificio estaba un área determinada como "natural" llena de largos pastizales y algunos árboles.

Pero eso sería después, ahí Thomas me formó con otros furros alados, todos vestidos más o menos igual que yo, con una playera que descubría su espalda, pero al menos a mi me cubría bien los pezones.

-Bien chicos, comenzaremos con algo sencillo, sincronizar- explicó Thomas, haciéndome recordar que justamente no tenía esa sincronía, pues de alguna forma me corté un dedo tratando de aprender a conducir y estando a punto de estrellarme en el portón de mi vecino.

Thomas nos hizo agitar las alas, primero de manera lenta, luego más rápido y finalmente tratar de levantarnos del suelo, explicándonos.

-Hay diversos tipos de alas, algunas más pequeñas, otras grandes y unas enormes, entonces... dependiendo de la estructura de sus alas deberán agitarlas para mantener el vuelo, entre más grandes menos deberán aletear, generalmente moveran las alas solo si quieren ascender, descender, mover a la derecha o mover a la izquierda- explicó.

Mis alas eran bastante grandes, entonces aletear estando estática en el suelo no sirvió de mucho para que me levantara, tenía que caminar o correr, algo que me impulsara. Nos explicó algo referente a las corrientes de aire, el peligro de volar cuando lloviera o hubiera truenos (casi todo el tiempo), y finalmente nos entregó un pequeño librito verde sobre el reglamento de vuelo acordado por el gobierno.

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