Inquilina con pelaje.

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-Diablos, me quedé dormida...- se quejó para sí misma.

-Tranquila, no pasa nada- dije tratando de ser cordial.

-Tenía preparado este cartón con tu nombre, y... agh, el pastel quedó en el auto...-

-¿Pastel?-

-De bienvenida-

-Ah...- me limité a decir, ya que sería descortés comentarle que ya me había comido un pastel el día anterior.

-Bueno... Soy Grace Anderson- se presentó levantando la mano.

-Moon Dreams... Lullaby- dije correspondiendo al saludo tomando su mano.

-Moon, lindo nombre-

-Gracias...-

-Ejem, bueno, vayamos a casa-

Grace parecía muy contenta de recibirme en su casa, sólo esperaba que no fuera una psicópata o que no esperara tenerme como una nueva mascota, tenía como vehículo una camioneta de color plateado, subí en el lado del pasajero luego de que ella le quitó el seguro a las puertas y apenas me senté y cerré la puerta asegurándome de no machucarme la cola ella puso el pastel en mis piernas.

-Será mejor comerlo llegando a casa- dijo.

Repito... esperaba realmente que no fuera una mujer solitaria que me hiciera preguntas (o la vida completa) incómodas, pero esa prisa que tenía la malinterpreté cuando comentó un dato que no había dicho antes. En el camino frenó de golpe cuando el semáforo se puso en rojo, segundos antes había pisado el acelerador como si quisiera pasar antes de que cambiara de color.

-Ufff... nuevamente... rayos, Josh va a estar muy molesto-

-¿Josh? Es... ¿Su esposo?-

-¿Qué? No jaja... es mi hijo, soy madre soltera-

-Oh, ¿Y qué edad tiene?-

-10 años, y mi niña Marjorie tiene cinco-

-Tengo un hermano con la misma edad que su hijo- le comenté.

-Que bien, ¿él también se transformó?-

-Para nada... fui la única que cambió-

-Hummm... pues en mi casa todos somos humanos, espero no te incomode-

-Al contrario, espero no incomodarlos, apenas cambié hace un par de semanas y sigo tratando de acostumbrarme- retraje mi cabello hacia atrás ya que algunos mechones me cubrían un ojo.

-Awww de seguro eras muy bonita-

Esa pregunta la sentí extraña, a lo que sólo asentí desviando la mirada a la ventana.

Mis ojos se apartaron de la mujer que me acogió en ese momento, comenzando a ver lo que sería un pedazo de mi nueva... emmm... localidad, las calles eran planas, lo que se me hizo gracioso ya que en México había muchos baches, sin embargo tambien el tipo de conductor mexicano y estadounidense era diferente, pues un conductor gringo conduce de manera recta, y estando ebrio se tambalea y asegura más accidentes... en México, con tal de esquivar los agujeros en el suelo se tambalea, y estando ebrio se va recto rebotando entre todos los agujeros, pensar en eso me hizo reír, los árboles eran altos, las hojas y ramas estaban caídas por el peso del agua y humedad que cargaban, entre estos árboles los cables de luz se ocultaban, y las luces del camino eran amarillentas.

-¿Y... qué eres?- me preguntó.

-Ah... un Lobo Fénix- respondí.

-Te ves muy linda querida, espero te sientas como en casa, llegaremos en diez minutos- dijo saltando de un tema a otro como si fuera parkour, seguramente solo quería comentar lo segundo y no sabía cómo.

Ms. Lullaby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora