No al sedentarismo.

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//Pequeño extra para parar un poco con el acción y el drama, disfruten uwu//

La navidad se pasó rápidamente en comer pavo, era mi primera vez haciéndolo que yo recordara, hasta que conversando con mis padres me dijeron que en mi infancia la llegué a comer y no me gusto, aunque actualmente... quizás por otra sazón si llegó a hacerlo, ¿O mis papilas gustativas habían cambiado?

Gran parte del día posterior a la navidad me centré en hacer llamadas a mis amigos y familiares de mi ciudad natal e incluso a los que ya no estaban donde los dejé, luego hice algunos mensajes de voz para algunos amigos, y por supuesto para Polarys, el cual me invitó a pasar la navidad con él y los Baldwin, pero Grace había invitado a sus padres a la casa, por lo que no pude, pero le prometí ir en algún momento después de año nuevo.

Aún estábamos a unos días para finalizar el año, y la nieve estaba en todas partes... yo nunca había visto nieve, y los sucesos pasados no me permitieron disfrutarlo como se debía, saliendo al jardín trasero de la casa con los chicos, vestida con la ropa de siempre, pero con un abrigo en vez de una sudadera, un gorro y una bufanda, aunque mis patas pudieron sentir el cambio de clima al salir de casa no se sintió tan frío, y esperaba que no me enfermara con ello, riendo y pasándola bien, rodando por la nieve, haciendo un fuerte con Josh y Marjorie y finalmente haciendo equipo con la niña más pequeña para hacer una pelea de bolas de nieve contra Josh y Grace.

Era extraño como funcionó la adrenalina en mi cuerpo, pues para pelear contra un Wicker Beast y varios salvajes aguanté como un campeón, sin embargo para cuando terminamos de jugar fuera de casa regresé adentro jadeando como un perro, dejándome caer en el sillón y quitándome el abrigo por el calor.

-Ay dios... necesito... más condición- dije con la vista al techo.

-¿Has pensado entrar a un gimnasio?- preguntó Grace.

-Muchas veces... que lo haya hecho aún no...- dije bufando.

-Bueno, ya tienes inversiones, un trabajo que aunque no tiene la mejor paga de Estados Unidos es más que suficiente para alguien que no paga impuestos como tal, ¿Por qué no lo haces?-

Sinceramente no lo había dicho porque me daba mucho miedo la falta de tiempo, si de por sí no tenía tiempo para salir con amigos teniendo que estudiar, trabajar, grabar videos y dormir, pero ahora que alguien me lo decía así la cosa cambiaba, además, estando en vacaciones ya no sonaba tan mal.

-Okey okey ya comprendí la indirecta, ya voy- dije poniéndome de pie y acomodándome la ropa encima para salir.

-No fue... indirecta- escuche cuando cerré la puerta detrás mío una vez fuera.

Recordé haber visto un gimnasio en el centro comercial, así que me dirigí hacia allá en autobús, ya que al estar nevando no era muy adecuado volar, aún me encantaba como mi respiración liberaba vapor a la vista, y como siempre amé el clima frío el solo recordarlo me hacía agitar la cola con satisfacción, comprando un chocolate caliente en un café en la entrada del centro comercial una vez llegué.

Sin embargo, parecía que olvidé mi razón de ir al centro comercial, ya que se vió descarado entrar al centro comercial bebiendo chocolate caliente de una pajita con un croissant (o cuernito como le decimos en los méxicos) relleno de queso philadelphia en la otra mano.

De hecho, ahí noté que algunas personas afectadas por el fur-Z, consiguieron volverse sus fursonas o ni eran furries pero habían conseguido adaptarse, pero así como yo cambié de género algunos ganaron peso no deseado, acompañado de un apetito muy... bueno, lo que hizo aún peor que entrara comiendo, ya que ellos estaban jadeando en las caminadoras, mirándome casi con odio, entonces lo más discreto que pude hacer fue devolverme a la salida, terminarme lo que compré (porque no iba a tirar 5 dólares a la basura) y volver, cuando a pocos centímetros de la entrada mi cara se fue a estrellar con una pared deforme... no era una pared.

Al mirar bien me encontré con que había chocado con un abdomen... lo que me dejó sonrojada y apenada, alzando la vista lentamente, olvidé que medía dos metros en ese momento.

-Me avisan cuando se acabe- murmuré mientras continuaba alzando la vista buscando los ojos de aquella enorme figura.

Cuando por fin me encontré con sus ojos me sorprendí al ver que se trataba de una leona, una leona con pelaje gris claro con manchas negras y moradas en los brazos y posiblemente en la espalda, dicha leona ártica al parecer tenía un cabello corto sostenido en una coleta sobre su cabeza, sus ojos pequeños, morados y brillantes aunque autoritarios daban una sensación de que debía respetarse si no querías morir desintegrado por una corriente de aire proveniente de sus labios.

Aunque se tratara de una mujer sus pechos casi parecían pectorales masculinos de tan... hinchada que estaba, y en una sola de sus piernas cabían casi las dos mías, vestía un short deportivo y un sujetador a juego, y el no ver bulto en su entrepierna habría sido la primera pista de que no era hombre de no ser por su ausencia de melena.

-Emmmm... l-lo siento...- dije sonriendo con nervios... dándole un sorbo a mi chocolate.

-¿Vienes a inscribirte a un curso de entrenamiento?- preguntó con una voz adulta y algo profunda para una mujer.

-Ajam... si... bueno... ¿Si?- titubeé.

-Bien, te daremos los documentos a firmar, en aquella caja te cobran, e inicias en tres horas, así que ve a comprar ropa adecuada- dijo con una expresión relajada pero profesional, no quería aceptar un no por respuesta-

-¡Ah P-pero...!- dije viendo como firmó rápidamente unos papeles y me los entregó, suspirando al verla irse.

Sencillamente no esperaba algo como eso para comenzar una suscripción al gimnasio, y solo ver su cuerpo me hizo recordar el mío y lo que tendría que vestir, cubriendo mis mejillas rojas con mi cabello, me encontré frente a un negocio de productos deportivos, tomando aire y resignandome a entrar para hacer algunas compras.

Ms. Lullaby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora