La pérdida

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Vincent camina nerviosos, agarrando a Emma de la mano, los jóvenes se encuentran en la entrada de un instituto, esperan a Sean, alguien tiene que contarle la tragedia que ha ocurrido. La fuerte lluvia golpea los cristales de la entrada, Vincent mira a Emma, la joven se desvanece, no está allí, solo está él, la joven se encuentra en un hospital. Vincent traga saliva, angustiado, con los ojos rojos de llorar. Sean aparece con una amplia sonrisa, se acerca a Vincent y se saludan con un apretón de manos.
—¡Menuda sorpresa! ¿Qué haces aquí?
A Vincent le cuesta pronunciar palabra, está nervioso, angustiado y aterrorizado. Comienza a hablar sin ser consciente de ello. El rostro de Sean cambia por completo, se descompone, palidece, con la mandíbula desencajada completamente en shock, sacudido por una terrible noticia. Las lágrimas recorren sus mejillas, retrocede negando con la cabeza, Vincent se aproxima hasta él, los jóvenes se abrazan con fuerza, unidos por la tragedia.

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Kyle se despierta sobresaltado, Mikel enciende la tenue luz de la lamparita que tiene al lado, sobre la mesita de noche.
—Solo era una pesadilla —murmura Mikel.
—La pesadilla empieza cuando me despierto —musita Kyle con el rostro humedecido por las lágrimas.
—Van a estar bien, los médicos se encargarán de ello —Mikel intenta animarle.
—¿Qué hora es?
—Son las cuatro de la madrugada.
—Lo siento —musita—. A penas te dejo dormir.
—No lo sientas, estoy aquí para todo lo que necesites —Mikel le besa la sien con ternura.
Kyle se acomoda en el pecho de Mikel, le rodea con el brazo, le besa la mejilla y los labios.

Son las ocho de la mañana, Mikel le prepara a Kyle un café y una pequeña tostada, después de desayunar, se visten y salen del apartamento de Mikel, se suben al coche y ponen rumbo al hospital.

Kyle se encuentra en la entrada con Christian y Jay, los jóvenes tienen la cara pálida, unas ojeras desmesuradas. Cuando ven llegar a Kyle y Mikel, se echan a llorar, los tres se abrazan entre ellos.
—Todo va a salir bien —musita Christian.
Los jóvenes entran en el hospital, caminan hasta la planta dónde estuvieron toda la noche anterior.
Varios médicos se saludan entre ellos con dos besos y sonrientes.
—Es Nochevieja —musita Kyle.
Jay y Christian se miran entre ellos, hoy deberían de estar todos en la cabaña de Max, jugando a juegos de mesa, preparando la cena para despedirse del último día del año.
Los jóvenes se sientan en las sillas grises en la sala de espera. El doctor que los recibió la noche anterior camina hasta ellos, los familiares están presentes y algunos amigos más.
—¿Sabéis algo de Tarek? —murmura Jay.
—No lo he visto desde que volvimos a Linston —responde Christian.
El doctor se acerca para hablar con los familiares allí presentes. Su rostro parece severo.
—La mayoría de los jóvenes están empezando a estabilizarse —musita y traga saliva—. Sin embargo, hay tres jóvenes en estado crítico, los tenemos en observación.
Kyle siente una punzada en el corazón.
—¿Quiénes son? —musita una mujer mayor nerviosa, es la abuela de Erik.
—Madison Webloom, Max Edwood y Judith Taron —murmura el doctor.
Kyle se tambalea de un lado a otro, mareado, conmocionado, Mikel le agarra del brazo y le ayuda a sentarse en una silla.
—¿Se puede ver a algún joven? —murmura una mujer de cabello rubio platino.
—Solo a Nora Crown, es la única joven que está fuera de peligro pero está descansando.
—Necesito tomar el aire —murmura Kyle agobiado.
El joven intenta ponerse en pie y acaba desmayándose contra el suelo.
—¡Kyle! —grita Mikel preocupado.

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Vincent y Sean llegan al hospital con paso ligero, Christian y Jay se acercan a ellos y los abrazan, los cuatros chicos están destrozados, devastados con los ojos vidriosos.
—¿Cómo están? —murmura Sean.
—Nora es la única consciente y fuera de peligro, Madison, Max y Judith están en observación y en estado crítico, del resto no sabemos mucho, parecen estar estables.
—¿Y vosotros? —musita Vincent.
—Lo llevamos como podemos, aunque Kyle se ha mareado, creo que es el que peor lo lleva.
—¿Pero está bien?
—Sí, solo ha sido un susto —murmura Jay.
Mikel y Vera se acercan a saludar.
—¿Cómo lo lleváis? —Mikel se muestra preocupado.
—Como podemos —susurra Sean—. ¿Qué tal Kyle?
—Solo ha sido un mareo —le tranquiliza.
Varios médicos aparecen corriendo hacia una de las habitaciones, las caras de los jóvenes palidecen, Mikel se encarga de ellos, sobretodo de que no molesten a los profesionales.
—¿Qué está pasando? —musita Vera angustiada.
Dos agentes de policía salen del ascensor y caminan por el pasillo. Mikel frunce el ceño y se acerca a ellos.
—Clarke, Smith, ¿qué hacéis aquí?
—Hola Mikel, venimos a por el borracho que se ha estrellado esta mañana en una guardería —responde Smith—. Gracias a Dios, que ha sido en vacaciones de Navidad, sino las consecuencias podrían haber sido devastadoras.
—¿Cómo se encuentra? —murmura Mikel.
—Por increíble que parezca, solo se ha roto una pierna y un par de costillas —suelta una risita incrédula.
—Creemos que también puede estar relacionado con el accidente de los jóvenes de anoche.
Mikel siente una punzada en el pecho, su rostro palidece, aprieta los dientes para disimular.
—Nos os entretengo más —murmura.
Mikel se gira, los jóvenes le miran enfurecidos, sus rostros hablan por ellos.
—Lo voy a matar —murmura Christian apretando los dientes.
—Tranquilízate, por favor —responde Mikel.
—Ese hijo de puta nos ha jodido la vida —replica Sean.
—La justicia se encargará de él.
—Chicos —murmura Vera y señala a las habitaciones.
Mikel camina liderando el grupo, se acercan al ajetreo y el bullicio.
—¡Ha entrado en parada!
Mikel se detiene y mantiene a los jóvenes alejados. Kyle se pone en pie y le busca con la mirada, Jay le agarra de la mano. Mikel camina hasta su pareja y le estrecha entre sus brazos. Los médicos salen de la habitación, cabizbajos.
—Lo hemos perdido —murmura el doctor.
—¡No! —lanza un grito desgarrador la abuela de Erik.
Kyle abraza a Mikel, se esconde en sus hombros y rompe a llorar.
Los jóvenes se abrazan entre ellos, llorando, descompuestos.
Christian sale de la sala de espera, Mikel le observa sin que este se dé cuenta.
—En seguida vuelvo —musita.
—¿Te vas? —Kyle le mira sorprendido e incluso decepcionado.
—Un minuto, es importante.
Mikel se aleja de Kyle y camina en dirección a la que ha ido Christian. Kyle le sigue.
Mikel entra en la habitación del conductor borracho, Christian está a punto de darle un puñetazo pero Mikel le agarra del brazo y le aparta de un empujón, lo saca al pasillo.
—¡Tiene que pagar por lo que ha hecho! —grita Christian.
—¡Y lo hará! —le responde—. Pero lo que estabas a punto de hacer, no te iba a llevar a ninguna parte, solo ibas a buscarte problemas, y a seguir hundiendo a tus amigos.
—¡Me importa una mierda! ¡Un amigo ha muerto por su culpa!
—Suficiente —le dice Mikel sin perder la compostura y manteniendo la calma.
—Acabaré con él —le advierte.
—No me hagas que te detenga —le avisa—. No en un día como este.
—¡Joder! —grita Christian.
El joven se da media vuelta y camina hasta el ascensor.
—Gracias —murmura Kyle que ha estado presente todo el tiempo.
Mikel camina hasta él y lo abraza.
—Siento haberme ido —murmura.
Le besa la sien, lo estrecha con fuerza.
—No me puedo creer que se haya ido —susurra Kyle entre sollozos—. No dejo de pensar que es mi culpa.
—Tú no tienes la culpa de nada, el único culpable es el hombre que hay dentro de esa habitación.
—Si no me hubiera distanciado de él, tal vez, estaría bien.
—Kyle... no te hagas eso —musita.
Kyle le mira a los ojos y se echa a llorar, Mikel lo vuelve a estrechar entre sus brazos.

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Christian está fumando en el pequeño parque cerca del hospital. Jay se aproxima y apoya la mano en su hombro. Christian está llorando.
—Podríamos haber sido cualquiera —el joven se limpia las gafas.
—Lo sé —murmura Jay y se sienta a su lado.
—No puedo con esta situación.
Jay apoya la cabeza en su hombro.
—Nos tenemos los unos a los otros, somos una pequeña familia.
Vera sale del hospital, corre hacia el parque, los jóvenes la miran, nerviosos.
—Laurent y Will, están fuera de peligro y han despertado.
Los chicos se miran entre ellos y salen corriendo de nuevo hacia el hospital.

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Nora intenta incorporarse, Christian entra en la habitación y la detiene con delicadeza.
—No puedes levantarte —murmura.
—Quiero ver a Max y al resto.
—Nora... —Christian la mira decaído.
—¿Qué pasa?
—Erik... ha muerto —musita.
La joven se lleva las manos al rostro y rompe a llorar, Christian se aproxima y la envuelve entre sus brazos.
—No me lo puedo creer —solloza.
—Los demás están bien —intenta tranquilizarla.
—¿Y Max?
—Está bien pero... —Christian inspira y suspira—. Tendrá que hacer rehabilitación y fisioterapia, la pierna derecha estuvo atorada en el accidente —musita—. Está bien, los médicos son optimistas, en un par de semanas o un mes haciendo rehabilitación y podrá volver a caminar.
—Menos mal —susurra aliviada.
—Intenta descansar, iré a ver a William.
—Gracias por pasar a verme —sonríe Nora y le da un beso cálido en la mejilla.

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Jay abraza a Laurent y le besa, este esboza una amplia sonrisa.
—¿Te encuentras bien? —Laurent le mira preocupado.
—Estoy bien, no he podido dormir mucho.
—Deberías descansar —susurra y le besa la sien.
—Ahora que estás despierto y a salvo, dormiré mejor, aunque me preocupe por el resto.
—¿Qué tal tus recuerdos? —susurra preocupado.
—Sigo sin recuperarlos, pero me esfuerzo intentándolo —Jay suspira—. Aunque me agobia tener un vacío de estos últimos años, intento no darle importancia, puedo crear nuevos, contigo con los demás.
—Eres mi persona favorita, Jay —sonríe.
—Y tú la mía, Laurent.
Se inclina hasta besarle.

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Kyle observa el funeral desde la distancia, apartado de sus amigos y los familiares, no quiere que la abuela de Erik lo vea allí.
—Deberías estar allí.
Kyle pone los ojos en blanco.
—No eres real, Erik, no estás aquí.
—¿No vas a despedirte de mí?
—Lo haré, cuando se vayan todos —murmura con los ojos vidriosos.
—No quiero que mi muerte os afecte demasiado —susurra—. Sigo vivo, en vuestros recuerdos, en vuestros corazones. No estaré muerto mientras haya una sola persona que se acuerde de mí.
—Voy a echarte de menos —Kyle se limpia las lágrimas—. Nunca me olvidaré de ti.
—¿Sabes qué? Nunca me he sentido tan vivo hasta que os conocí, nunca he tenido una familia hasta que os encontré, gracias.
—No deberías estar ahí, tendría que estar ese puto borracho.
—Kyle —susurra—. Gracias por todo.
Erik camina hasta el joven, se funden en un intenso abrazo cargado de emociones.
—Recuerda, quiero que viváis vuestras vidas, no lloréis por mí, cada día puede ser último, disfrutad, vivir, porque yo lo estaré haciendo desde el otro lado.
Erik desaparece, Kyle se limpia las lágrimas. Camina hasta la tumba de su amigo, está solo, coge una rosa blanca de una de las coronas de flores. Con las lágrimas deslizándose por su mejillas, deja la flor delante de la lápida.
—Nunca te olvidaré Erik Serin —musita.
—Ni yo a ti —murmura Erik.
Kyle siente una agradable sensación contra su mejilla, como si Erik le hubiera dado un cálido y dulce beso, una última acaricia de despedida.

EUFORIA [CLIMAX 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora