Una amistad sin igual

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Christian y Emma corren hasta el aparcamiento de Linston, el joven saca las llaves del bolsillo, y mira a la joven que le acompaña.

—¿Qué pasa? —le mira Emma preocupada.

—¿Te gustan las motos? —el joven le enseña las llaves.

—¿No has cogido las del coche? —Emma le mira indignada, odia montar en moto.

—Las he cogido con prisas, no me ha dado ni cuenta —se defiende Christian.

—Está bien, todo sea por Lisa.

El joven se monta en la moto, le entrega un casco a Emma y luego arranca la moto una vez está subido en ella. Ayuda a Emma a subirse.

—Me agarraré fuerte a ti y cerraré los ojos tanto que no podré volver a abrirlos —susurra Emma aterrada.

—Todo sea por Lisa —masculla Christian y sale a toda velocidad del aparcamiento mientras Emma grita asustada.

Los jóvenes llegan al aparcamiento de la estación en unos cuarenta y cinco minutos. Christian aparca lo más rápido que pueden, dejan los cascos sobre los manillares de la moto, Emma le mira fijamente, su respiración es acelerada.

—Tampoco ha sido para tanto —Christian esboza una sonrisa—. Ya puedes abrir los ojos.

—Voy a tener pesadillas durante el resto de mi vida —masculla Emma aún temblando.

—Al menos dejaste de gritar después de cinco minutos.

—¡El tren! —grita Emma—. ¡Está a punto de salir!

—¡Corre! —exclama Christian.

Los jóvenes salen del aparcamiento, suben las escaleras, entran en la estación, corren hasta la pantalla gigante de salidas y llegadas. Emma señala el tren y andén y vuelven a salir corriendo, la joven gira la esquina, Christian no tiene suficiente tiempo para frenar y acaba deslizándose y casi cayendo al suelo de bruces.

—¡Christian! —le mira Emma preocupada.

—¡Estoy bien, sigue!

Los dos continúan corriendo por la estación, sale por las puertas rojizas que dan al exterior a los andenes. Emma se detiene y mira a su alrededor, Christian señala el tren que está empezando a moverse.

—¡Se está yendo! —grita Emma retomando la carrera.

—¡Lo estoy viendo Em! —le dice Christian corriendo detrás de ella.

—¡No lo vamos a alcanzar!

Christian acelera y con todas sus fuerzas consigue dar un increíble sprint consiguiendo ponerse a la altura del tren, busca a Lisa a través de la ventana, la encuentra y salta golpeando la ventana para llamar la atención de Lisa, pero al volver al suelo tras el salto, pierde el equilibrio y cae de bruces contra el suelo. Lisa mira por la ventana pero no llega a ver a ninguno de sus amigos.

—¡Christian! —exclama Emma preocupada—. ¿Estás bien?

—Casi lo tenía, joder —musita Christian enfadado.

—¿Qué vamos hacer? —dice Emma ayudándole a ponerse en pie.

—Un tren sale en una hora con el mismo destino del que habéis perdido —les dice una mujer mayor con amabilidad.

—Gracias —le contesta Emma educadamente y con una sonrisa.

—¿Entonces vamos? —susurra Christian.

—Lisa nos necesita —añade Emma.

—Iré a sacar los billetes —dice Christian con una sonrisa.

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Emma y Christian comparte asiento en el tren, el viaje dura dos horas y media de las cuales ya llevan una hora de trayecto recorrido. Emma mira en su teléfono la dirección de la residencia en la que se aloja Sean, tardarán unos cuarenta y cinco minutos en llegar desde la estación de trenes.
—Siento haberte criticado Chris —musita Emma avergonzada.
—No te preocupes, está todo arreglado.
—Pero Lisa está muy diferente desde que se junta contigo...
—Y no se te ha ocurrido pensar, que tal vez, ¿Lisa sea así?
—Es una buena chica —murmura.
—Lo sé, pero que sea mi amiga o no, ella toma sus propias decisiones.
—Tienes razón.
—¿Alguna vez has pensando en el futuro?
—Constantemente —sonríe.

EUFORIA [CLIMAX 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora