Todo el grupo saca sus teléfonos y empiezan a llamar a Christian. Frannie empieza a hiperventilar, Debbie se acerca para ayudarla a tranquilizarse. Judith le envía un mensaje tras otro. Lisa y Hayley le llaman una y otra vez. Jay sale corriendo hacia Linston.
Jay sube las escaleras de piedra, atraviesa la puerta principal. Corre por los pasillos y recorre el centro hasta llegar a su habitación. Está vacía, no hay nada de Christian. Jay se deja caer sobre su cama, destrozado. Su teléfono vibra. Es un mensaje de audio, de Christian.
—Hola, Jay... si estás escuchando esto es que al fin me he decidido y... me he ido —traga saliva—. No quería irme sin despedirme, pero si lo hacía en persona... seguro que me hubieses convencido de quedarme —sorbe—. Lo siento... por irme... sin avisar. Necesito tiempo, con todo lo que ha pasado... lo que he hecho, lo que hemos vivido —hace una pausa—. Necesito un tiempo, para organizar mi mente, mis sentimientos. No creo que tarde mucho en volver... al fin y al cabo, sois mi única familia —se le escucha soltar una risita—. Diles que estoy bien, ya sabes a quiénes me refiero —Jay es capaz de imaginárselo poniendo los ojos en blanco—. En cuanto a nosotros, no tienes que esperarme... no te voy a pedir eso, sería muy injusto y egoísta de mi parte —suspira—. Voy a dejarlo por aquí, me está quedando demasiado largo, creo —se ríe—. Te quiero Jay.
El audio finaliza. Jay sorbe con fuerza y se limpia las lágrimas. Se tumba boca abajo, cubre su rostro con la almohada y ahoga un grito desgarrador.******* ******* *******
Hayley se despierta a las ocho de la mañana. Lo primero que hace es mirar su iPhone, Christian no le ha contestado a ningún mensaje, ni le ha devuelto la llamada. Suelta un bufido. Se pone en pie y entra al baño. Tras ducharse, vuelve al dormitorio, se viste con lo primero que encuentra. Se recoge el pelo en una trenza. Camina hacia la cocina, saluda a su madre y su otra madre, por último, a su hermano pequeño.
—No me quedo a desayunar —dice sirviéndose un café—. He quedado con Sylvie y Judith, iremos a desayunar y al hospital a ver a Mark.
—¿Y tú amigo? El desaparecido...
La mujer se gira y le lanza una mirada asesina a su esposa.
Hayley se muerde el labio.
—Seguimos sin saber nada de él.
—Lo siento cielo....
—Tengo que irme —la interrumpe cortante.
Hayley coge sus cosas, las llaves del coche y sale con paso ligero de la casa. Baja unas escaleras, se esconde tras un muro, se cubre la boca con ambas manos y ahoga un grito mientras las lágrimas florecen y se deslizan por sus mejillas.
—No tienes que esconderte —susurra Sylvie—. Es normal estar preocupada por un amigo.
Hayley se limpia las lágrimas. No le gusta que la vean llorar o sientan pena por ella.
—Todos estamos angustiados —añade Judith.
Hayley asiente sin poder pronunciar ninguna palabra.
Sus amigas la ayudan a levantarse, se miran las unas a las otras y se funden en un abrazo.
—Estará bien, es Christian.
—Tenemos que irnos. No puedes llegar tarde —susurra Hayley mirando a Sylvie.
—Estoy nerviosa y solo voy a conocer a una chica de nuestra edad.
—Nora te va a caer genial, además está deseando conocerte desde que le salvaste la vida a Mark.
—Yo no se la salvé —murmura siendo humilde.
—Lo mantuviste estable hasta que llegó la ambulancia.
—¿Creéis que podré ser voluntaria en el hospital?
—Nora está, y cuando haga la carrera seguro que la contratan.
—Ojalá a mí también —musita ilusionada.******* ******* *******
Lisa entra en la habitación de Jay. Está todo a oscuras, camina hasta la ventana y sube la persiana. Jay se queja bajo las sábanas.
—Tienes que despertarte.
—No.
—Jay, por favor —Lisa se sienta en la cama, a su lado.
—Christian se ha ido por mi culpa. Si hubiese estado con él...
—Por eso tienes que levantarte, no vamos a saber dónde está por arte de magia. Vamos a ir a buscarle.
—No quiere que lo encontremos. Quiere tiempo para él.
—No voy a permitir que te quedes en la cama hecho un ovillo y llorando —lo sacude—. He perdido a Christian, Mark está en el hospital, tú no vas a ser el siguiente.
—Estoy bien.
—Te sientes culpable y estás triste. Yo también, ahora vayamos a desayunar.
—No me apetece...
—Venga, vamos —Lisa tira del brazo de Jay hasta que lo saca de la cama.
—Vale, vale, ya me levanto —responde Jay desde el suelo.
—¡Genial! —dice Lisa con una sonrisa, triunfadora—. Voy a elegirte la ropa.
Lisa camina hasta el armario, saca una camiseta de manga corta, no es de la talla de Jay es más grande. Es de color rosa y amarillo, mezclados como un difuminado.
—¿Es de Christian?
Jay asiente. Lisa se la entrega.
—Huele a él —masculla con la voz temblorosa.
—No me puedo creer que hayamos planeado todo el verano y ahora haya ocurrido esto.
—Christian va a volver —murmura Jay, aunque no suena muy convencido—. Tiene que volver.
—Salgamos de aquí —sugiere Lisa—. Podemos desayunar en Paradise.
Jay asiente.
Lisa se queda callada unos minutos.
—¿Qué pasa? —dice Jay terminando de vestirse—. Te has quedado callada de repente, eso es raro en ti —bromea sonriendo.
—Sé que no tiene que ser fácil —murmura y se da la vuelta para mirarlo—. ¿Qué tienes con Laurent?
Jay se queda sorprendido, boquiabierto. No esperaba esa pregunta.
—No lo sé —responde con sinceridad—. Estoy hecho un lío —se deja caer sobre la cama—. Por una parte, siento cosas por Christian, por otra, Laurent siempre ha estado ahí.
—Lo entiendo —masculla—. No voy a meterme dónde no me llaman, aunque ya lo esté haciendo —pone los ojos en blanco—. Pero quiero que sepas, que para Christian tampoco tiene que ser fácil —suelta un suspiro—. Verte sentir cosas por otro chico...
—¿Crees que no lo sé? —Jay le mira incrédulo—. Lo pienso cada minuto Lisa, sé que no es justo para Christian, pero no puedo luchar contra mis sentimientos —se limpia las lágrimas—. Siento cosas por ambos y... me detesto por ello. No soy capaz de mirarme al espejo, ni siquiera de decirme por uno —se frota el rostro—. Siento que estoy siendo un egoísta y que no es justo para ninguno de ellos —suspira—. Y probablemente, Christian se haya ido por mi culpa.
Lisa se lanza sobre Jay y lo abraza, lo estrecha entre sus brazos con ternura y comprensión.
—No pasa nada Jay, lo entiendo. Siento haberte preguntado, y no pasa nada por sentir por dos chicos.
—¿No? Yo creo que sí, siento que Christian está pasándolo mal por mi culpa y que todos odian a Laurent también por mi culpa.
—Jay —susurra—. Nada de lo que está pasando es tu culpa.
—Tal vez, sí que lo sea —susurra—. Pero quiero volver a verlo, abrazarlo... echo mucho de menos a Christian. Dormir sin él... ha sido un infierno, la cama se me hacía enorme.
—Lo sé —murmura—. Mis primeros días aquí fueron terribles, todo lo que vivía quería compartirlo con Sean, pero él estaba tan lejos de mi —Lisa se mira el anillo con forma de corona que lleva en el dedo—. Aún le echo de menos.
—Pero tú sabes dónde está, puedes llamarlo.
—Conozco a Christian, lo que he visto en él desde que te conoce... es real y sincero. Estoy segura de que volverá.
Jay se limpia las lágrimas.
—Ahora si que me apetece ir a desayunar —sonríe Jay.
Lisa esboza una sonrisa.
Jay sale primero de la habitación, Lisa le sigue. La joven se detiene, saca su teléfono, escribe un mensaje a Sean, se piensa unos segundos que hacer, pero termina borrándolo.
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EUFORIA [CLIMAX 2]
Fiksi RemajaSecuela de CLIMAX. La historia de nuestros protagonistas continúa; nuevas amistades, nuevas parejas, más amor, más compañeros, más placer.