Haciendo historia

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Hayley entra en la habitación de Christian, sube la persiana y le grita que se despierte mientras da fuertes palmadas.
—¡Déjame! No quiero vivir —se queja—. Mi vida es una mierda.
—Tú vida puede seguir siendo una mierda trabajando en Paradise.
—¡Eres de lo peor! —grita mientras se incorpora quedándose sentado en la cama—. Deberías intentar animarme —añade y se deja caer de cara contra la almohada.
—Christian ya te dije que Jay se enfadaría —se siente a los pies de la cama—. Dale tiempo, seguro que todo vuelve a la normalidad.
—¿Y si conoce a alguien? —Christian se muestra inseguro—. Seguro que Laurent se lanza a por él en cuanto se entere —añade nervioso.
—Sí, podría ocurrir —Christian se tira de la cama asustando a Hayley que se pone de pie de un salto—. ¿Qué haces?
—Ir a ducharme —se detiene junto al marco de la puerta—. Tenemos que irnos a Paradise y asegurarnos de que Laurent no se lanza a por Jay.
—Laurent se lió con Archie —le recuerda.
—Pero está loco por Jay, se lo noto, todos lo hacemos.
—Christian, tranquilo, ves más de lo que hay.

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Hayley y Christian tardan veinte minutos en llegar a la cafetería Paradise, Christian aparca su Toyota GT86 negro.
—¿De dónde has sacado este coche? —Hayley le mira sorprendida.
—De vender droga —se ríe.
Hayley le mira anonadada.
—¡Es broma! —Christian se ríe—. Es del cabrón de mi padre.
—Tiene buen gusto —musita.
—También tenía cierto gusto a pegarnos cuando llegaba borracho a casa.
—Lo siento —masculla Hayley algo incómoda.
—No te preocupes, salí de allí, al menos, bueno, me echaron.
—¿Y tú madre?
—Sigue con él.
Hayley se queda callada, traga saliva, incómoda.
Christian abre la puerta de Paradise y la deja entrar, detrás de la barra se encuentra Mark preparando dos cafés y un té para Hayley.
—Buenos días —Mark les dedica su mejor sonrisa.
—Buenos días —responden ellos al unísono.
—Vaya cara tienes Chris —musita Mark.
—Jay me ha dejado por lo de la expulsión.
—¿Qué dices? —Mark le mira incrédulo—. Dale tiempo, acabará dándose cuenta de que no lo hiciste con malas intenciones.
—Me has preparado un té, eres increíble Mark —Hayley le da un beso en la mejilla y este se sonroja.
—Voy haciendo las tostadas —dice Christian.
—No las hagas, tenemos donuts de chocolate recién hechos —Mark se relame los labios.
Después de desayunar, justo son las ocho y abren la cafetería al resto de mundo, Frannie se acerca a Christian, le da un beso en la sien y un tierno abrazo. Sabe que le pasa algo, siempre ha sabido cuando estaba mal, Frannie era la vecina de Christian y de pequeño ella y Paul hicieron más de sus padres que los suyos.
—Si tienes que acabar el turno antes, lo comprenderé —le dice Frannie al oído y le vuelve a dar un beso, esta vez en la mejilla.
—Gracias Frannie —musita entristecido.
La puerta de la cafetería se abre y entra Will acompañado por un chico alto, de piel morena y el pelo rapado, se sientan en la primera mesa que encuentran, Hayley va a tomarles nota. La puerta vuelve abrirse, Laurent entra con Jay y se sientan en la mesa de la esquina, al lado de la gran vidriera.
—Pues si que tenías razón —musita Hayley al llegar a la barra.
—¿No se había liado con Archie?
—Estuvieron bailando, muy calientes y pegados —masculla.
—Jay es su debilidad, y yo se lo he puesto en bandeja.
—No creo que Jay se haya olvidado de ti tan rápido —Hayley pone los ojos en blanco—. Laurent solo es su mejor amigo.
—Tuvieron algo.
—¿Y? —Hayley coloca las tazas de chocolate y los churros en la bandeja—. Yo perdí mi virginidad con mi mejor amigo gay.
Christian le mira extrañado.
—Sí, después de ese polvo nos dimos cuenta que nuestro camino era la senda del arcoiris —dice entre risas.
—Yo se los llevo —musita—. Tomales nota a Jay y Laurent.
Christian les coloca a Will y a su acompañante sus tazas de chocolate y la bandeja de churros.
—¿Has visto Christian? Ahora tengo churros más grandes —Will mira a su compañante y este sonríe orgulloso entendiendo la metáfora.
—No recuerdo que te quejaras del tamaño de mi churro cuando te lo comías y te tragabas todo su... chocolate —Christian esboza una sonrisa con malicia—. Que aproveche.
El joven vuelve a la barra, Hayley está preparando los batidos de Laurent y Jay, Mark les entrega las tortitas que han pedido y se ofrece a llevárselos a la mesa. Jay y Laurent hablan y se ríen, parecen muy entretenidos.
—Ahí se atragante —murmura Christian cuando Laurent se lleva un trozo de tortita a la boca.
—Christian —dice Hayley entre dientes, regañándole.
—Perdón —musita.
—Creo que deberías salir a tomar el aire —sugiere Hayley.
—Estoy bien —miente.
—Primero el comentario a Will y ahora esto, salte fuera hasta que te despejes —Hayley hace una pausa para poner unos zumos en la bandeja—. No queremos que montes una escena —esboza una sonrisa—. Vete fuera— le ordena.
Christian obedece y sale por la puerta de atrás. Se sienta en un banco de piedra, saca un cigarrillo del paquete de tabaco, se lo lleva a los labios, coge el mechero y se lo enciende. Da una calada grande, y lo expulsa todo. Escucha como se acercan unos pasos hacia él.
—Estoy en mi descanso —dice sonando más tajante de lo que pretendía.
—Perdón —musita Kyle—. Solo iba a pedirte un cigarrillo.
—Kyle —susurra—. Perdón, no sabía que eras tú —saca el paquete de tabaco y le entrega un cigarrillo y el mechero.
—Gracias. ¿Estás bien?
—Sí.
—No lo parece.
—Porque no lo estoy —da una calada—. Jay me ha dejado porque he renunciado a Linston para que él cruce la línea roja, en fin —expulsa el humo—. Yo no sé que quiero hacer con mi vida así que, sentía que estaba desaprovechando esa plaza.
—Lo entiendo.
—Y ahora está Will ahí dentro lanzando pullas absurdas y Jay con Laurent como una puta pareja de cuento.
—Al menos no te miran por encima del hombro y comentan por lo bajo cuando te ven por haber estado en desintoxicación.
—Créeme, también sé lo que es eso.
—Eres toda una caja de sorpresas —sonríe Kyle.
—Y todas malas —añade entre risas—. Menos mal que me he centrado.
—Jay solo está enfadado, no creo que sea tan retorcido de venir a Paradise, a tu lugar de trabajo a restregarte por la cara que está con otro.
—Conozco a personas que lo harían.
—Pero no Jay, es buen chico.
—Tienes razón —musita Christian.
—Tengo que irme, Maddison me espera.
—¿Cómo está?
—Muy embarazada —Kyle hace un gesto por encima de su vientre insinuándo la gran barriga de Maddison.
Christian se ríe.
—Hasta luego Christian.
—¿Y qué pasa con la línea roja?
—Estamos expulsados, al parecer "manchamos" la imagen de Linston.
—Qué cabrona es Minerva —dice Christian.
Kyle asiente.
Christian vuelve al interior de la cafetería.

EUFORIA [CLIMAX 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora