Dos meses después.
Debbie aparece con Frannie tapándole los ojos, la acompaña Mark. Christian sonríe al verles llegar. Él y sus amigos han estado ayudando a Mark y Debbie durante dos meses a restaurar la cafetería Paradise. Hoy es la inaguración y se la enseñaran a Frannie.
—¡Quítame las manos de los ojos ya! —grita Frannie desesperada.
—Está bien, está bien —dice asintiendo y quitándole las manos de la cara.
Christian, Mark y el resto de los allí presentes gritan: <<SORPRESA>>. Frannie se queda boquiabierta, los ojos se le llenan de lágrimas. Mark y Christian abren dos botellas de champán. Frannie entre lágrimas abraza y da las gracias a todos los allí presentes.
—¡Mis dos niños favoritos! —exclama la mujer emocionada—. ¡Gracias, gracias! —dice achuchándolos entre sus brazos.
—Mira esto —murmura Christian.
El joven la lleva hasta una pared, repleta de cuadros con fotografías, en el centro del muro, hay un cuadro con una foto con Frannie, Debbie, Mark y Paul el primer día que abrieron Paradise. Debbie se acerca con copas de champán y les entrega una a cada uno.
—Gracias... por todo —musita Frannie—. Pero, yo sola, no voy a poder llevar toda la cafetería.
—¡No estás sola! —grita Debbie—. Yo pienso ayudarte.
—Además mamá, he pedido el traslado, estudiaré en Linston y te ayudaré con Paradise —dice Mark dándole un tierno beso en la sien.
—Y por si fuese poco, algunos de mis amigos de Clímax y yo, por supuesto, estamos dispuestos y encantadísimos de trabajar para las dos mejores mujeres del mundo y sobretodo, para honrar a Paul —Christian esboza una amplia y encantadora sonrisa.
—Gracias —masculla Frannie—. Os quiero —añade echándose a llorar y rodeándolos con sus brazos para abrazarlos con fuerza.
—Basta de ñoñerías y, ¡a trabajar! —dice Debbie mientras da un par de palmadas para apremiarles—. ¡Panda de zarrapastrosos!
—¿Qué nos ha llamado? —susurra Mark.
—Pues nada bueno —le contesta Christian mientras caminan hacia la barra.
Jay camina por la cafetería y se sienta en un taburete de piel de color rojo, y observa a Christian como hace su trabajo.
—Podría estar viendo como haces cafés todo el día —susurra Jay con una sonrisa.
—Mi cliente favorito —murmura Christian y se inclina sobre la barra para darle un beso rápido en los labios.
—¿Desde cuándo besarte con nuestros clientes es tú trabajo? —dice Debbie en tono de broma.
—¡Pues ganaríamos más! —responde Frannie desde la cocina.
Christian esboza una sonrisa traviesa.
—¿Te gusta mi nuevo trabajo?
—Me encanta verte como viertes leche de la máquina de café dentro de la taza —Jay se muerde el labio.
—Se me da muy bien —Christian le sigue el juego.
—Lo sé —Jay le guiña el ojo.
Christian le sirve un plato con tortitas y su café machiatto.
—Gracias —susurra Jay y vuelven a darse un beso de lo más veloz.
—¡Os he visto! —grita Debbie desde la otra punta del local.
—Joder, que vista tiene la puñetera —masculla Christian.
—¡Christian! Un americano —dice Mark entrando en la barra.
—¿Y a mi qué me cuentas? Si a penas sé hablar inglés.
—Que me pongas un café americano —le aclara Mark entre risas.
—Ah, perdón —masculla Christian avergonzado—. Haberlo aclarado antes.
—Yo lo había entendido —añade Jay sonriente.
—Tú, a tu desayuno —le contesta Christian entre risas.
La puerta de la cafetería se abre y entra una joven con el pelo recogido en dos trenzas, no tendrá más de quince o dieciséis años. La chica abre los ojos como platos y corre hacia la barra.
—¡Christian! —exclama la joven.
—¡Pero bueno qué haces aquí!
Christian sale de la barra y le da un fuerte abrazo a la chica, parece muy cariñoso con ella. Vuelve a detrás de la barra y le pregunta lo que quiere tomar a lo que ella responde:
—Un batido de chocolate —dice con una sonrisa placentera.
La chica sigue mirando a Christian con una sonrisa y una mirada extraña, como si estuviesen hablando telepáticamente.
—Sí Em, es él —asiente Christian mientras le sirve el batido.
—¡Me muero! —grita—. ¡Eres el novio de mi hermano! —grita Emily emocionada.
Jay casi se atraganta con un trozo de tortita, tiene que darle un trago al machiatto.
—Sí, soy yo —dice sonrojado.
—¡Pero mírate! Si te has sonrojado y todo —dice Christian con una sonrisa traviesa.
—Tenemos que quedar algún día los tres, por favor —Emily junta las palmas de las manos y las agita como gesto de suplica.
—Tenemos clases y trabajos que hacer, enana.
—Ya no soy una enana —Emily finge enfadarse.
—Lo que tú digas —Christian pone los ojos en blanco.
—Mierda —dice Jay.
—Oye, esa boca, que hay niños delante —le regaña Christian.
—¡No soy una niña! —se queja Emily y se cruza de brazos.
—Perdón, tengo que irme, tengo clase —Jay se inclina sobre la barra, besa a Christian, deja el dinero y se despide de Emily con dos besos y una gran sonrisa.
—¡Es perfecto para ti! —grita emocionada.
—Dijiste lo mismo con Will —pone los ojos en blanco.
—Ahí si que era una enana, además yo solo quiero verte feliz —Emily coge el plato de tortitas de Jay—. Y creo, que él te hace muy feliz.
—¿Qué haces? —Christian mira las tortitas.
—¡No se las ha acabado! No voy a dejarlas ahí para que las tires.
—Eres de lo que no hay —Christian pasa la bayeta para limpiar la barra.
—Por cierto, ¿tienes más sirope de chocolate y más nata?
—¿A qué has venido? ¿A estudiar o a gorronear?
—Ambas —Emily le hace burla.
—¡Emily! ¡Pero qué alegría verte! —exclama Frannie—. ¡Qué a este pequeña no le falte de nada! —lo grita al aire.
—¡Otra! ¡Qué ya no soy pequeña!
—Siempre serás pequeña, nuestra pequeña Em —dice Frannie emocionada y le da un beso en la sien.
—Bueno, ya la has oído, ¿dónde está mi chocolate y nata?
—Te odio —masculla Christian.
—¡Yo tambíen te he echado de menos! —grita Emily para que le siga oyendo tras entrar a la cocina.
ESTÁS LEYENDO
EUFORIA [CLIMAX 2]
Novela JuvenilSecuela de CLIMAX. La historia de nuestros protagonistas continúa; nuevas amistades, nuevas parejas, más amor, más compañeros, más placer.