El baño

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Me desperté con Marcos a mi lado mirándome. Su cara demostraba culpabilidad. Nunca entendí porqué.

Miré el reloj de la mesilla. Eran las nueve. Había dormido más de doce horas del tirón. El diazepam que me recetó el médico había surtido efecto. Después de ducharme lo había tomado y me había quedado dormida. Al parecer ni me enteré cuando Marcos, Adam o Max llegaron a casa.

— ¿No vas a trabajar? — Le pregunté. Me toqué la cara y sentí un dolor tremendo.

— Hoy me quedo contigo— Me acarició el pelo y me sentí bien por unos segundos.

Hacía años que no se tomaba un día libre, por mí.

— ¿Como te encuentras?— Me moví un poco y sentí que me dolía mucho la cara y la cabeza.

— Me duele—

— ¿En qué estabas pensando Julieta?—

— Realmente en nada, solo quería ayudarla—

— Siempre has sido una buena chica— me dijo justo antes de acercarse a mi y darme un pequeño beso en los labios. Le sonreí.

— Creo que estoy un poco drogada—

— Seguro porque no recuerdo verte dormir tan quieta y tantas horas—

— Y aun así estoy cansada— le dije.

— ¿Has ido a denunciar?—

— Si...—

— Está bien, pero la próxima vez me llamas antes cielo, no debiste conducir tu sola—

— Bueno... me ayudó alguien—

— ¿Quién?— Se incorporó y pude leer en su cara la tensión.

— Em.. no sé su nombre. Solo me acercó al hospital— mentí— luego pedí un taxi— añadí al ver qué no se quedaba del todo tranquilo.

Marcos siempre había sido muy celoso y posesivo y aunque al principio me gustaba bastante, con el paso de los años se fue haciendo cada vez más pesado.

— Adam no vino a dormir y Max se ha ido porque había quedado con Laura. Te subiré algo de desayunar. — Me acomodé sentada en la cama y le pedí un vaso de agua.

—¿Tengo la cara muy mal?— me apartó el pelo de la cara y me sonrió.

— No, algo morada, pero en unos días estará perfecta. Me encanta esa faceta de ti pero... no vuelvas a hacerlo por favor.

— Tenía que ayudarla gracias a que Denis apareció.

— ¿Denis? — Se me había escapado.

— Así se llama. Me acabo de acordar. Tengo que ir al baño— Me levanté y le dejé en la cama, supongo que pensando a saber qué. Necesitaba alejarme de él para que no notara que me estaba poniendo nerviosa.

Salí del baño y Marcos seguía en la cama. No sé si echaba de menos esta atención o simplemente la idea de tenerla, porque entonces incluso sentía que me agobiaba.

— ¿Estás bien cielo?— Parecía preocupado.

— ¿Quieres hablar ahora Marcos? Porque yo necesito saber qué está pasando. Lo necesito. Me dejaste una nota que...

— Olvida la nota—

— No... quiero saber que me querías decir—

— Ahora ya no importa—

Me senté a su lado y me llevé la mano a la frente. Claro que importaba. Si me iba a dejar que lo hiciera ya.

— ¿Me vas a dejar?— Pregunté al final, aunque con miedo.

Mi silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora