La verdad de todo

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Yo siempre había sido una chica bastante valiente. A pesar de todos los insultos que sufrí en mi pre-adolescencia y adolescencia, me consideraba una tía capaz. Si que era cierto que después como mi autoestima fue bajando, me fui viendo cada vez más pequeñita e insignificante.

Con Marcos cada vez que intentábamos hablar la cosa salía mal. Muy mal. Podíamos empezar una discusión con tan solo yo preguntarle si le pasaba algo. Para mi preguntárselo era una forma de acercarme a él, cuando le notaba ausente, para él, era una forma de agobiarle. Y así acabábamos yo llorando en el baño y él durmiendo como si nada.

Y siempre era así.

Por eso, en cuanto Denis me dijo "tenemos que hablar" me puse a temblar.

Estaba en la cocina. Me había despertado a las seis y cuarto de la mañana sin poder volver a conciliar el sueño. Era de día ya. Aunque el sol todavía no había salido completamente. Hacía calor. Me estaba preparando un vaso de zumo cuando le sentí detrás de mi.

— ¿No puedes dormir cariño?— Me dijo. Me asusté ya que su voz había roto el silencio y la calma que había.

— Qué susto...— me giré a mirarle. Llevaba solo un pantalón corto. ¿Cómo podía haber acabado casada con semejante dios?— ¿Te he despertado? Lo siento...—

— La cama sin ti está muy vacía...—

Me miró fijamente lo que me pareció una eternidad hasta que lo dijo.

— Ven... tenemos que hablar— Estiró su mano derecha y me indicó que le cogiera la mano. Pero yo me puse a temblar. Dejé el vaso de zumo que había cogido, como pude, sobre la encimera.

— ¿Por qué?— respondí como pude.

Se acercó a mí y me cogió él mismo la mano ya que yo, no me había movido.

— Ven cariño... tranquila—

Me llevó hasta el sofá. Yo... solo me dejé llevar. Tenía miedo. Mi cuerpo temblaba solo y sentía un nudo en el pecho.

Se sentó en el sofá y agarrando mi culo hizo que me sentara a ahorcajadas encima de él. Yo había intentado sentarme a su lado, a un metro de distancia, pero él no me dejó.

— Dime..— Le dije.

— Relájate... solo vamos a hablar, no vamos a pelear...— Llevó sus manos a mis hombros y me los acarició de arriba abajo— Respira Julieta... Ven anda— me atrajo más hacia su cuerpo y me abrazó fuerte hundiendo mi cuerpo en su pecho.

Y ahí respiré un par de veces profundamente.

— Necesito y quiero contarte todo bien. Porque quiero que entiendas el porque no te dije nada. Sé que no estuvo bien y créeme que lo lamento profundamente... y se que tú tampoco estás bien. Pero sobretodo no quiero que estes insegura... tu eres mi vida—

Me separé de él. Seguí a horcajadas encima de sus piernas. Él llevaba solo un pantalón corto, yo una camiseta larga de pijama y unas braguitas.

— No hace falta...— le dije.

— Claro que si...—

— Fui yo que me comporté como una idiota—

— No digas eso... conmigo no por favor. Tenías todo el derecho del mundo a sentir miedo, celos, inseguridades e incluso a estar enfadada. Todo el derecho—

— Ya me lo explicaste Denis— Quería evitar la conversación a toda costa. Marcos también me decía que no pasaba nada, que solo íbamos a hablar y toma... acababa yo fatal con un ataque de ansiedad.

Mi silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora