Papanicolaou

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No. No estaba preparada para lo que el doctor nos dijo.

No... no lo estaba.

Ni yo... ni Denis, pude deducir al ver su cara.

Tenía cuarenta años. Dos hijos mayores. Un ex marido que acababa de ser padre, un marido al que amaba con toda mi alma y sabía que podía destrozarme la vida de tanto que le quería, un hotel de cinco estrellas y... cáncer.

Si...

Cáncer.

Era totalmente operable. Sin riesgo de metástasis y 98% de posibilidades de curarse. Pero... me tenían que operar para quitarlo. Y.. posiblemente tendría que tomar una medicación parecida a la quimioterapia, aunque con efectos secundarios más leves. Y estaba totalmente asustada.

Prácticamente obligué a Denis a ir al aeropuerto a recoger a los niños y a nuestro nieto. Vaya momento de llegar todo. No iba a permitir que mi diagnóstico ensombreciera la llegada de Hyo.

Le dije que no contase nada. Que tan solo dijese que me había surgido un imprevisto. No le gustó la idea, pero lo hizo. Por mí.

Pero creo que se lo contó a Marcos porque una hora después de él irse, Marcos se presentó en el hospital, con Gina en el carro.

— Julieta... cielo... ¿Cómo estás?— Yo estaba sentada en la cama. Con una vía saliendo de mi brazo.

Tenía suero y otros medicamentos. Me iban a operar al día siguiente. No era una urgencia en sí, pero Denis había llamado al hospital privado de la cuidad cuando me desmayé y aquí si tenías dinero, todo iba más deprisa.

— Estoy bien Marcos... ¿Te ha llamado Denis?—

— Pues si... y menos mal, te conozco lo suficiente para saber que te lo habrías callado... o... ¿es que ya lo sabias?—

— No... claro que no lo sabía— Pero si, seguramente me lo hubiera callado.

Como cuando hace unos años me encontraron un bulto en el pecho. Hasta que meses después Marcos no se encontró el informe medico en el que mencionaba la resolución de mi mamografía, negativa claro, no se enteró de nada.

— Bueno.. no pasa nada... ya me ha contado Denis que mañana te van a operar—

— Claro que si... estoy bien, será una operación sencilla y listo... en dos días en casa y todo como siempre—

No se si lo dije más para convencerme a mi o a él.

Porque realmente no era tan simple.

Realmente no estaba bien.

Estaba muerta de miedo. Acojonada. Estaba angustiada.

— No quiero que vuelvas a estar sola—

— No estoy sola Marcos—

— Si... si estás sola. Te empeñas en apartar de tu vida a Denis—

— ¿Me vas a venir a echar bronca ahora porque no estoy con el hombre por el que casi me rompes la muñeca?— Le miré enfadada. Vale, me había pasado.

Se quedó callado. Apretó la mandíbula unos segundos pero después se relajó...

— Te sigo queriendo, ¿sabes? Me duele la vida no estar contigo... estoy haciendo esfuerzos innumerables para estar aquí, hablando de tu nuevo marido cuando no hace ni un año lo dejamos y tu... me dices estas cosas....

— Marcos... fuiste tu quien rompiste nuestro matrimonio, con Rocio...—

— No la metas a ella... está muerta, no tienes derecho a mencionarla—

Mi silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora