Celos

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Fueron las navidades más raras, que no significaba que malas, de toda mi vida. Por primera vez iba a pasarlas fuera de un ambiente familiar. Max se había ido con su padre, Adam y Eloi habían organizado un viaje y yo me había quedado sola con Denis, que por supuesto, no me disgustaba en absoluto.

Me había pasado las últimas semanas sumergida en reuniones y eventos y Denis sabía que necesitaba un descanso. Y me sorprendió con un viaje.

Habíamos planeado durante las dos horas de viaje en avión a París que íbamos a tomarnos las uvas a los pies en Notre Dame para después irnos a una fiesta de unos amigos suyos. Denis tenía amigos por todos lados. Pero no salimos del Hotel. A las once y media, ya vestida, cuando justo iba a salir por la puerta, Denis me agarró por la mano y me besó. Ya no pudimos irnos. Acabamos creando nuestra propia celebración.

Tumbados en la cama, él encima de mi, yo rodeando su cintura con mis piernas. Una mano sobre mi cabeza que él sujetaba entrelazando sus dedos con los míos y a cada campanada una penetración. Uno... gemido. Dos... gemido. Tres... gemido.

Cuatro... cinco... seis... suspiro.

Siete, ocho, nueve.... Gemido.

Diez... once... doce...

— Te quiero— Gemido.

— Te amo cariño— me dijo.

No paramos. Seguimos follando. Seguimos haciendo el amor. Siguió dentro de mi por dos horas más hasta que exhaustos acabamos los dos tumbados en la cama boca arriba intentando respirar de nuevo normal.

— Feliz año nuevo— le dije. Giré mi cuerpo hacia él y le acaricié la barriga.

— Podría acostumbrarme a esto— me dijo. No entendí a que se refería— No eres muy cariñosa— me avergoncé. Giró su cuerpo hacía mi y yo me puse boca arriba avergonzada.

— Quiero decir...que podría acostumbrarme a que seas tu, como has hecho ahora, quien venga a buscarme, a acariciarme... a besarme—

— Yo es que...—

— Tranquila... a mi me gustas como eres—

— Algún día te cansarás de mi— le dije algo distraída mirando al techo.

Se le escapó una risa tonta.

— ¿Lo dices enserio?— Levanté lo hombros.

— Llevo desde mis 16 años enamorado de ti Julieta...—

— Y porque ... ¿hasta ahora no me has dicho nada?—

— Ven aquí...—

Me cogió en volandas y me puso encima de él. Me pareció que había intentado evadir mi pregunta pero cuando empecé a sentir sus manos por todo mi cuerpo se me olvidó por completo. Y más cuando de pronto, alargó la mano al cajón de la mesita y de dentro sacó una caja azul de terciopelo. ¿Otro anillo? Me la puso delante de las narices y me dijo que la abriera.

— Feliz cumpleaños— dijo.

No... no... cuarenta años. No quería tener cuarenta años. No le había dicho nada de mi cumpleaños porque no me apetecía celebrarlo. ¿Crisis de los cuarenta? Puede ser. Pero no quería festejar ese día.

— Vamos ábrelo— Arrugué la nariz y se la cogí de las manos.

La abrí torpemente. Y dentro... una llave. Una sola llave. Nada más. Le miré. No sabía que...

— Es la llave de mi casa— Me dijo sonriendo. Oh... No supe que decir.

— Ya se que prácticamente hemos estado viviendo juntos, pero... no te había dado las llaves— Respiré hondo.

Mi silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora