El vídeo

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Llevaba demasiados años con Marcos como para reconocer que eso no era sano. Pero a la vez llevaba demasiados años a su lado como para dejarlo todo. Me daba demasiado miedo quedarme sola, y demasiada vergüenza aceptar que todo había sido un fracaso. Y es que nos queríamos, nuestra historia había empezado bien, como la de tantos muchos. Tuvimos nuestro gran romance repleto de sueños y promesas. Pero se quedaron ahí y ya llevábamos demasiado tiempo arrastrándonos el uno al otro. Él había encontrado en otra lo que anhelaba de mi y ahora podía decir que yo también. Aun así no podía evitar sentirme mal y una tonta.

Denis me había dado el empujón que necesitaba para darme cuenta de todos los errores que estábamos cometiendo, de entender que eso tenía que terminar y que tenía que ser valiente.

Me fui a mi cita con mi hijo muerta de miedo pero a la vez valiente y decidida. Después de haber pasado todo el fin de semana perdida en mí misma y ausente, por fin iba a dar el paso.

— ¿Que te ha pasado mamá?— estaba sentada con mi hijo con un cruasán de chocolate y un café bombón entre mis manos y lo que antes me parecía fácil de hacer ahora se me estaba atrancando en la garganta.

— Me dio un ataque de migraña— le dije.

— Puedes decirme la verdad—

— Esa es la verdad—

— Mamá, por favor—

— Discutí con tu padre—

— ¡Vaya!—

— Si vaya... vamos a divorciarnos— Boom. Lo dije. Marcos no lo sabía pero yo lo dije.

— ¿Te ha dejado?—

— ¿Qué? ¿Por qué piensas eso?... Le dejo yo a él. Y eres el primero en saberlo—

— Ah ¿Qué Papá no lo sabe?—

— Se lo diré en cuanto llegue a casa— Ladeo la cabeza y se cruzó de brazos.

— Bueno pues cuando se lo digas me lo cuentas de nuevo— Me molestó ese comentario.

— Pero hijo...—

— Mamá, llevas discutiendo con papá desde que tengo uso de razón. Pelea tras pelea. Y nunca le dejas. Y quiero a papá pero es un cretino contigo—

— No hables así de tu padre— Le regañé.

— Es que lo es mamá...—

— Bueno pero eso es algo entre él y yo, como padre es maravilloso—

— En eso te doy la razón pero... a ver... yo te apoyo mamá, pero creo que vas a echarte atrás—

— Pues ¿sabes qué? Se lo voy a decir ahora mismo—

— ¿Ahora? No te cogerá el teléfono— Adam le conocía tan bien como yo.

— Pues voy a verlo— Se sorprendió y yo la verdad es que también.

— Si es así no te entretengo más— Me sonrió levemente y me di cuenta de que estaba disfrutando con todo eso, sobre todo porque sabía que no iba a ser capaz, yo también estaba dudando de mi.

Me levanté de su lado temblando. Había verbalizado mi decisión y se había hecho más real. Tenía más miedo que nunca.

Eran las once y media. Y hasta su lugar de trabajo si no pillaba todos los semáforos en rojo en 15 minutos iba a estar ahí. Me sudaban las manos. Me hubiera gustado ir más arreglada para decirle esto, pero bueno, estaba bastante presentable. Llevaba los tejanos que me había comprado Denis, y una camisa blanca metida por dentro. Encima un chaleco de lana de color beige y unas botas marrones con un poco de tacón. Al menos iba marcando culo.

Mi silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora