Buenas notícias

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El jueves por la noche no dormí a penas. Estaba muy nerviosa. En mi cita con el oncólogo, me iban a hacer varias pruebas para descartar que se había propagado el cáncer. Cogí mi coche y me planté en la sala de espera de la consulta veinte minutos antes. Me temblaba el cuerpo.

Estaba ensimismada mirando el móvil cuando sentí que alguien se sentaba a a mi lado y cogía mi mano. Le miré. Era Denis y sin poder remediarlo me puse a llorar. Enseguida levantó su brazo y yo me acurruqué en su pecho.

— Ya estoy aquí cariño— me dijo.

— Gracias por venir— le dije en cuanto me calmé un poco.

No me dejó sola en ningún momento. Bueno tan solo cuando me metieron para hacerte un Tac. Pero en cuanto salí él estaba ahí. De nuevo en la sala de espera entrecruzamos nuestras manos.

¿Qué estaba enfadada? Si.

Pero en esos momentos lo necesitaba. Le necesitaba a mi lado. Porque a pesar de que me habían dicho varias veces que las posibilidades de que algo saliese mal eran muy muy pocas, yo estaba muerta de miedo.

— Denis, Julieta... sentaos por favor— Dijo mi doctor.

— Por favor... ve al grano— Le dije nerviosa. Denis apretó mi mano.

— No hay signos de que el cáncer se haya extendido, de hecho no hay cáncer. Igualmente ya sabes que tendremos que repetir esta prueba en unos meses. Pero... son buenas noticias Julieta.

— ¿Puedo dejar la medicación entonces?—

— Si— Respiré aliviada. Mire a Denis y él me miró a mí también.

Salimos de la consulta cogidos de la mano. No me la había soltado prácticamente en toda la mañana.

— Imagino que no has desayunado... vamos te invito a comer—

Lo miré durante unos segundos. Sabía que debía decirle que no pero no pude.

— Vale—

Desayunamos en un bar cerca del hospital. Me pedí un zumo de naranja natural y un cruasán de chocolate.

Denis me miraba sonriendo.

— Cuando comes chocolate se te ponen los ojos en blanco— me dijo. Sonreí.

— Es que me encanta—

— Ya lo veo— entonces le miré. Sonreía de una manera muy tierna. Se le achinaban un poco los ojos.

Si... Denis realmente me quería y estaba enamorado de mí. Y yo de él, pero... todo era complicado.

— Julieta... me gustaría poder arreglar las cosas contigo— Me dijo.

— Nunca voy a poder darte esa parte que tanto necesitas. Tampoco podría olvidar lo que ... hiciste... y eso nunca me dejaría confiar en ti y tener una relación sana—

— No... ts... no tuve sexo con ella—

— Me dijiste que si—

— Porque no era fácil de explicar y era la mejor manera de simplificarlo todo...— Miré a mi alrededor, no era el mejor lugar para hablar de ello.

— Hablemos... pero aquí no—

Se le iluminaron los ojos. Aunque reconozco que lo hice mas por mi que por él, necesitaba saber.

Una vez fuera caminamos hasta su coche. Me subí y arrancó. Yo pensaba que nos quedaríamos ahí.

— ¿Dónde vamos?—

— A un sitio tranquilo para poder hablar—

— Pues vamos a mi hotel, estamos cerca—

— Uhmm.. vamos a mi piso—

Mi silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora