Dos semanas después seguía todo igual, me puse a pensar en el rumbo que estaba tomando mi vida, me daba la sensación de que no era yo quien lo conducía. ¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Cómo había dejado que mi relación con Marcos llegara a esos extremos? Yo sabía donde me metía, Marcos era el chulito de clase, y sabía o al menos me imaginaba que su carácter era fuerte y que así iba a seguir, pero por una parte me había imaginado que las cosas se suavizarían y que con el tiempo, y al estar enamorado de mi, iba a relajarse un poco. Pero no. Marcos era celoso, autoritario y siempre quería ser el macho alfa, aunque eso no quitaba las muchas cualidades positivas que tenía. Era un gran padre, un gran trabajador, un gran amigo, cariñoso, y muy gentil, al menos en ciertos días que no se le cruzaba la vena. Y llevaba un tiempo algo cruzada. No todo venía de su encuentro de Rocío, un tiempo antes ya estaba algo distante y yo aun mas, supongo que eso derivo en su desliz y luego en todo lo que ya os he venido contando.
Yo estaba cansada. Aunque lo quería, me había pasado la mitad del tiempo de nuestra relación pensando en dejarle. Pero siempre había algo que me echaba para atrás. Mis hijos, el dinero, que luego me vería sola...
El viernes por la mañana llevé yo a Max al colegio. El frío empezaba a apretar cada día más y me dio pena que se fuera en patinete. Adam no estaba para llevarlo y Marcos se iba muy pronto. Le preparé el desayuno y recordé el caos por la mañana cuando tenía a Adam en la primaria y Max por empezar preescolar. Iba de culo. El estrés me dejó casi sin pelo. Aun así era un estrés bonito.
No como el de esos días.
Tenía... miedo.
No había hecho nada malo, no consideraba haber sido infiel a mi Marcos pero sabía que si él se llegaba a enterar de cualquier encuentro con Denis, me las haría pagar y caras.
Pero eso no iba a pasar, empezando porque había decidido no volver a verle más, no si no era estrictamente necesario y siempre en presencia de Marcos.
Dejé a Max en el colegio y quedé con Claudia.
Tendría que haber empezado a trabajar pero su marido después d verla tan afectada con la separación de Sofía le dijo que se tomara un año sabático. Se lo podían permitir y bueno... ella accedió.
A Claudia quedarse en casa a cuidar de su hija era algo que le apetecía, se había pasado toda su vida trabajando y dejando a su hijo Pablo en guarderías y con Sofía quería disfrutar del momento.
A mí, justo al revés... me había pasado la vida cuidando d mis hijos y ahora, sentía que necesitaba trabajar.
En su momento preferí quedarme en casa cuidando de mis hijos que no salir a trabajar pero cuando fue una imposición por Marcos, me molestó. Aunque claro, si él tenía tanto trabajo y los niños tenían colegio y extraescolares, mis padres no estaban y los suyos aun seguían trabajando... ¿Qué podía hacer? Pues me tocó claudicar. A mi. Porque su trabajo era más importante. Porqué él ya era fijo en la empresa, porque tenía un buen puesto y porque yo era la mujer.
Y así fui claudicando ante todo.
Yo salía con Claudia y otras mamas y al llegar a casa Marcos estaba distante, ausente y enfurruñado. Vi que cuando me quedaba en casa con él, era cariñoso y atento conmigo así que al final, claudicas y te quedas en casa. Él nunca tuvo que decirme que no podía salir. Nunca me dijo que no le gustaba que fuera más o menos escotada. Simplemente su actitud aparecía fría conmigo cuando algo no le gustaba y así yo misma fui haciéndome a su voluntad. Hoy lo pienso y soy consciente de ello. Antes no tenía ni idea de su manipulación. Cuando me di cuenta recuerdo que lloré mucho. Estaba viendo una película sobre un maltratador y me di cuenta de que muchas de las cosas que salían en la película las hacía Marcos. Cosa que yo no era consciente de que fuesen un maltrato psicológico. O al menos no quería darme cuenta.
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Mi silencio.
RomanceSINOPSIS Julieta es una mujer casada con dos hijos y una vida perfecta a los ojos de los demás, pero nadie sobre lo que sus ojos callan. Mi silencio habla de amor, desamor, sexo, deseo, miedos y de mucha soledad. Esa soledad que sentimos aunque este...