Fuiste, eres y serás.

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La buena noticia era que me iba a casar con Denis, la mala... qué teníamos que organizar las mesas de la boda. Y Denis tenía muchos invitados.

— Podemos hacer una boda más íntima— me sugirió.

Me moría de ganas de hacerla a lo grande, con Marcos había sido un desastre de boda, pero tener que ver la cara a tanta "amiga" de Denis me tiraba para atrás.

— No.. está bien. Venga a ver—

En mitad del salón de su casa teníamos una pizarra blanca magnética. Con círculos que representaban las mesas e íbamos poniendo los nombres. Eran sesenta y cinco invitados, de los cuales, 17 venían de mi parte.

— ¿Porque conoces a tanta gente?—

Me estaba frustrando. Porque encima no conocía a nadie. Bueno... Diana, Veronica, Patricia, Selena... eran nombres que si me sonaban.

— Julieta enserio... yo me casaría contigo en Bali, con una camisa blanca y un daikiri en la mano. No necesito todo esto—

Y yo... tampoco. ¿O si? Ya no estaba muy segura de si quería una boda a lo grande para contrarrestar la miseria que tuve con Marcos o porque realmente era lo que quería.

Suspiré agobiada mirando la pizarra. Denis se puso detrás de mi y apoyó su barbilla en mi cabeza. Si... era mucho más alto que yo.

— O ... podemos sacar a ...— Alargó su mano y empezó a borrar nombres de las mesas.

Concretamente a varias mujeres, pero ninguna era Veronica, que a pesar de que me había explicado que fue la mejor amiga de su mujer, yo... la seguía viendo perfecta y guapísima y una candidata perfecta a robarme a mi futuro marido.

Además de que las veces que nos habíamos visto a mi me había dado la sensación de que no era trigo limpio y de que seguía enamorada de él.

— No... no puedo pedirte eso—

— Mira esto es muy fácil... nos casamos en tres semanas. Podemos irnos ahora tu y yo a cualquier rincon del mundo que te parezca apropiado. Nos casamos, y así dentro de tres semanas solo va a ser un día más que aguantar a cierta gente y ya está.

Resoplé de nuevo.

— ¿Qué pasa con los chicos?—

— Por supuesto que vienen, ya que serán nuestros testigos...—

— ¿Harías eso por mi?—

Me giró rodeando mi cintura con sus manos y levanté la cabeza para mirarle.

— Haría cualquier cosa por ti. Pero aun así... no es algo que me disguste. Yo me quiero casar contigo... lo demás, no me importa.—

— Es nuestra segunda boda y... —

— La ultima— Le sonreí. Tenía un brillo en los ojos especial.

— Y la ultima...— afirmé— Por eso me gustaría que fuese algo sencillo, pero bonito y a la vez espectacular. No quiero que haya prensa. Ni quiero ...a..— suspiré de nuevo.

— No quieres tantas mujeres que han estado en mi vida... ese día tan especial ¿no?—

Que bien me conocía.

— Es que... no puedo evitar sentirme celosa de que ... no se, has estado con tantas mujeres...—

— Solo era sexo—

— Eso me dijo Marcos— Farfullé.

— No me compares con él, por favor—

— No... tienes razón, lo siento. Pero me cuesta deshacerme de esos sentimientos.

Mi silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora