Había fantaseado con algo así desde que Marcos y yo empezamos en decadencia. Todas esas veces que me ignoraba tras una discusión o tras yo haber hecho algo que no le gustaba. Recuerdo que me evadía de todo y fantaseaba con que un verdadero caballero me salvaba de las garras del troll de Marcos y me llevaba con él. Qué me hacía el amor y me hacía sentir una princesa. Lo sé, ridiculo. Pero cuando creces con todas esas películas de princesa, pues eso te llama. Evidentemente sabía que eso jamás podría pasar. Pero sí que me imaginaba que algún día iba a conocer a alguien que me iba a tratar como merecía ser tratada. No es que Marcos fuese un maltratador. Nunca me había levantado la mano o al menos sin que yo lo pusiera nervioso... Yo sabía que él me quería, pero era su forma de quererme la que no me acababa de gustar.
Yo, me había imaginado mi vida de mujer casada y de mamá de una manera muy distinta, y no había sido así, al menos en gran parte.
Denis había aparecido en mi vida de la manera mas improbable del mundo. Pero desde su primera aparición había calado en mi de una forma extraña. En los 24 años que llevaba con Marcos y 10 de casados, jamás me había pasado nada parecido. Claro que alguna vez en el gimnasio o caminando por la calle, o de fiesta con Claudia, me había cruzado con algún chico guapo y me lo había quedado mirando. Pero solo eran eso, chicos guapos con los que alegrarte la vista. Pero con Denis no. Él me llenó de una manera distinta. Ni siquiera Marcos me caló así. Lo de él fue poco a poco. Si que me gustaba, a quien no. Era el chico guapo del colegio.
Él desde nuestro primer encuentro, aquel tan bochornoso en el baño del instituto, fue detrás de mi. Esto me lo contó tiempo después pero, hacía todo lo posible por cruzarse conmigo. Me contó que a pesar de ir al mismo instituto y de yo solo tener un año menos que él, nunca se había percatado de mi presencia hasta aquel día y que quedó prendado de mi. Me pregunté si le había pasado conmigo lo mismo que me estaba pasando a mi con Denis.
Hizo todo lo posible por coincidir conmigo a todas horas. Me contó que se aprendió mi horario y que se sentaba junto a la puerta de su clase que estaba junto al baño para poder oír cuando yo iba y así encontrarnos.
Y así fue nuestro segundo encuentro, de nuevo en el baño del instituto. Fui al baño en mitad de clase de matemáticas porque creía que me había venido la regla. Marcos me vio y también pidió ir. Yo estaba haciendo pis cuando oí alguien entrar, salí de mi cubículo y me lo encontré ahí, de pie, mirándome.
— Hola— me dijo.
— Hola— no supe cómo reaccionar.
— Me gustaría darte un beso— me dijo. Yo desde nuestro primer encuentro dos días atrás no había parado de pensar en él, pero yo era muy tímida.
— Tengo que irme— le dije. Pasé por su lado pero cuando lo hice él agarró mi mano, tiró de mi y me plantó un beso. Como era mi primer beso no fue con lengua ni nada. Me quedé quieta dejando que fuera él quien lo hiciera todo. Me besó. Posó sus labios sobre los míos, ejerció una pequeña presión y después los separó.
— Justo como me había imaginado— luego me soltó y se fue.
Entré de nuevo a clase, pero esa vez temblando.
Teníamos frio, estábamos aun algo mojados y aun así estábamos ardiendo de placer. Denis pidió una habitación y nos fuimos al ascensor. Allí ambos nos miramos. Pulso quinta planta y en cuanto las puertas se cerraron acercó su cuerpo al mio y volvió a besarme con cierta impaciencia. Estaba muy excitada. Estaba ansiosa y él parecía también estarlo. Las puertas volvieron abrirse, paró de besarme. Caminamos el uno junto al otro buscando nuestra habitación. Yo estaba nerviosa. Quería pero no quería. Lo necesitaba pero a la vez me daba miedo. Cuando llegamos a la puerta me temblaban las piernas. Denis puso la tarjeta en la cerradura y me miró. Y debió entenderme. Debía leer algo en mi.
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Mi silencio.
RomanceSINOPSIS Julieta es una mujer casada con dos hijos y una vida perfecta a los ojos de los demás, pero nadie sobre lo que sus ojos callan. Mi silencio habla de amor, desamor, sexo, deseo, miedos y de mucha soledad. Esa soledad que sentimos aunque este...