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                                     °•¤❁༆                                     странные отели

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странные отели

▪︎ 𝐇𝐎𝐓𝐄𝐋𝐄𝐒 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀𝐧̃𝐎𝐒

                                                                      



             EL DIOS DE LA GUERRA NOS ESPERABA EN EL APARCAMIENTO del restaurante.

—Bueno, bueno —dijo—. No os han matado.

—Sabías que era una trampa. —dijo Percy.

—Seguro que ese herrero lisiado se sorprendió al ver en la red a un par de críos estúpidos. Das el pego en la tele, chaval.

— Вы даете pego имбецила. —le espeté, enfadada.

— ¿No te gusta la atención de las cámaras, princesa? —me dijo, burlón. Yo tuve que aguantarme las arcadas al escuchar el cómo me llamaba.

La atención del dios se desvió hacia Percy cuando le lanzó el escudo y le dijo: —Eres un cretino.

Ares cambió la forma de su escudo a un chaleco antibalas.

— ¿Ves ese camión de ahí? —Señaló un tráiler de dieciocho ruedas aparcado en la calle junto al restaurante—. Es vuestro vehículo. Os conducirá directamente a Los Ángeles con una parada en Las Vegas. Lo he escogido especialmente para ti, princesa.

La sangre me abandonó la cara, conteniendo el aliento. Un camión, muy parecido al que muchos años atrás yo había estado. Las uñas se me clavaron en los brazos con fuerza, deseando que no fuera más que un sueño. Pero no lo era, era real.

Ares había cogido la primera oportunidad de atormentarme que se le había presentado y la había utilizado. Había tomado la oportunidad después de la amenaza que le dije, y seguro que no había dudado ni un segundo en tomarla.

Había estado demasiado tiempo en mis propios pensamientos, porque, sin darme cuenta, Ares había desaparecido y Annabeth me cogió el brazo para arrastrarme hacia el camión. Cruzamos la calle corriendo, subimos a la parte trasera del camión y cerramos las puertas. Lo detestaba.

Mi cuerpo iluminó levemente el lugar con su brillo natural, y mis ojos también daban paso a la luz, brillantes como luciérnagas en una noche oscura. Percy destapó su espada para proporcionar un poco más de luz para ellos. La luz que yo emitía era suficiente para ojear al rededor y ver lo que estás pisando, pero ellos no tenían la misma claridad de vista que yo tenía en la oscuridad.

Cuando me di la vuelta, los vi. Una cebra, un león albino y un antílope. Alguien le había tirado al león un saco de nabos que claramente no quería comerse. La cebra y el antílope tenían una bandeja de polispán de carne picada.

𝗦𝗜𝗟𝗩𝗘𝗥 𝗠𝗢𝗢𝗡 ☾︎ Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora