• 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍
𝐀𝐋𝐄𝐍𝐀 𝐈𝐕𝐀𝐍𝐎𝐕𝐀 viaja al Campamento Mestizo por petición de su madre para alejarse de su pasado y conocer una parte importante de su vida, sin saber lo que ese verano en el campamento le cambiaría tanto su futu...
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миссии и мечты
▪︎ 𝐌𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐘 𝐒𝐔𝐄𝐧̃𝐎𝐒
PESADILLAS. LAS PESADILLAS SON SUEÑOS RELACIONADOS con sentimientos negativos que tenemos, como cuando vemos una película de terror, o cuando somos pequeños y le tenemos miedo a los monstruos.
Pero, para los semidioses o humanos que han vivido una experiencia traumática —como las personas que van a la guerra— pueden ser mucho más que eso, pueden ser recuerdos, eventos que han quedado marcados en la mente, pueden ser sonidos, paisajes, objetos, que están relacionados con los eventos del pasado y traen recuerdos indeseados.
Cuándo somos pequeños nos dicen que no hay que temerle a las pesadillas, que son solo eso, sueños, pero, ¿quién nos dice si lo que vemos es real o no?
Caminé a través del pasillo de lo que parecía un edificio abandonado, y aparté con una mueca un trozo de madera lleno de musgo y suciedad, un trozo de una puerta.
Me llevé la mano a la cintura cuando atravesé una puerta—o lo que quedaba de ella—, solo para no encontrar nada, me quedé quieta donde estaba y bajé la mirada. Mis manos estaban más blanquecinas de lo normal y unas venas negras, sobresalientes, me atravesaban los brazos como circuitos. Tampoco había rastro de ningún anillo, pulsera o brazalete que me indicara que podía protegerme con un arma, nada más que mí misma, que ya era letal de por sí.
Agudicé el oído, tratando de escuchar algo más que mi respiración o el sonido del agua contra el suelo gota a gota, procedente de unos pisos más elevados que en el que me encontraba. Un parpadeo de luz me llamó la atención, en la siguiente sala, una bombilla en el techo se encendía y apagaba, rota.
Me acerqué a la pared y me incliné lo suficiente para que pudiera echar una ojeada al interior de la sala. Una ducha, un retrete... Un baño. Adentré la mano al cuarto de baño, tanteando la pared para probar el interruptor de la luz, no funcionaba.
No había nadie, porque si lo hubiera ya lo habría oído, y un impulso me llevó a entrar, di un paso más cerca y me planté en la puerta. Di otro paso para entrar en la habitación y parpadeé, no por lo aterrador de la sala si no porque cuando me he adentrado en la habitación mi pie no había llegado a tocar el suelo, si no que ahora estaba metido en el agua.
Bajé la mirada hacia mis pies, que estaban descalzos, y tenía uno dentro del agua, con la pequeña marea acariciándolo, y el otro en la arena. Subí la mirada y me encontré con otro paisaje completamente distinto, los tonos naranjas, rosas y azules reinaban en el cielo y el sol se abría paso entre el agua, entre el mar. Estaba en una playa.
