• 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍
𝐀𝐋𝐄𝐍𝐀 𝐈𝐕𝐀𝐍𝐎𝐕𝐀 viaja al Campamento Mestizo por petición de su madre para alejarse de su pasado y conocer una parte importante de su vida, sin saber lo que ese verano en el campamento le cambiaría tanto su futu...
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°•¤❁༆
нежелательные встречи
▪︎ 𝐑𝐄𝐔𝐍𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐈𝐍𝐃𝐄𝐒𝐄𝐀𝐃𝐀𝐒
[CAPÍTULO LARGO, PERDÓN. ]
ESA NOCHE, CUANDO TERMINAMOS DE CENAR, cogí mi mochila y me dirigí hasta el baño. Dejé la mochila al lado del espejo y abrí mi chaleco para observar la herida.
Puse una mueca al ver una mancha roja y negra en la venda que cubría la mayor parte de mi estómago. Me deshice del chaleco y fui retirando la venda poco a poco. Cuando terminé, pude ver la sangre negra seca alrededor de la herida, y la mezcla de negro y rojo que cubría la mayor parte de la herida.
Cogí una botella de agua de la mochila, vaciándola lentamente en la herida, limpiando la sangre. Cuando terminé, examiné la herida. Estaba mayormente cerrada, pero la forma de la flecha estaba presente; todavía quedaban rastros de acónito y aun que limpié tanto como pude el matalobos, restos descansaban en el interior de la herida.
Cogí una gasa, y le eché ambrosia por encima. Rápidamente, me la puse en la herida y el escozor no tardó en llegar. Estuve unos momentos más así, volví a echar ambrosia en una gasa nueva y apretaba, seguidamente agarré unas vendas limpias y las puse en mi vientre, cubriendo la herida. Con suerte, mañana ya estaría curada completamente.
Rebusqué en mi mochila la camiseta del campamento, arrugada y manchada, y la puse bajo el agua con jabón, intentando limpiarla lo máximo posible. Restregué y froté un rato, y puse la camiseta bajo el agua corriendo para que la mugre terminara de arrastrarse fuera de la camiseta.
Exprimí el agua lo máximo posible, pero todavía quedó empapada. La puse debajo del secador de manos, en un intento estúpido de secarla.
Cualquiera que me viera, pensaría que estoy loca.
Aun que lo estoy. Pero nadie puede saberlo.
Después de unos minutos en los que la camiseta no hizo mucho más que gotear el agua restante, ceñí mi chaleco blanco sobre mi cuerpo y lo abroché. Metí las cosas en la mochila, dejando la camiseta fuera, tiré las vendas viejas y salí del baño, dirigiéndome al asiento. Annabeth y Grover ya estaban dormidos enfrente de Percy, mientras que él se pasaba una mano por el ojo con cansancio.
—¿No deberías estar durmiendo? —le pregunté en voz baja, él me hizo sitio para dejarme pasar al lado de la ventana.
—Estaba esperando a que pasaras. Has pasado mucho tiempo en el baño. — Replicó, suspirando.