• 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍
𝐀𝐋𝐄𝐍𝐀 𝐈𝐕𝐀𝐍𝐎𝐕𝐀 viaja al Campamento Mestizo por petición de su madre para alejarse de su pasado y conocer una parte importante de su vida, sin saber lo que ese verano en el campamento le cambiaría tanto su futu...
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°•¤❁༆
двоюродный дед Аид
▪︎ 𝐓𝐢̄𝐎-𝐀𝐁𝐔𝐄𝐋𝐎 𝐇𝐀𝐃𝐄𝐒
LOS CAMPOS ASFÓDELOS ERAN UN TANTO DEPRIMENTES. MUERTOS. Un número incontable de muertos paseaban arrastrándose.
Intentamos confundirnos entre la gente. No pude evitar buscar entre los muertos, pero las caras de los muertos eran translúcidas a la vez que brillantes. Parecían confusos. Se te acercan y hablan, pero sus voces son imposibles de entender, suenan chillidos. Cuando se dan cuenta de que no los entiendes, fruncen el entrecejo y se apartan.
Los muertos eran tristes. La mayor parte de mi vida había querido morir y dejar el sufrimiento. Pero, si moría, ¿me depararía un futuro interminable de castigos o en un campo de trigo por el resto de la eternidad?
No sabía como funcionaba en mi caso.
Seguimos abriéndonos camino, metidos en la fila de recién llegados que serpenteaba desde las puertas principales hasta un pabellón cubierto de negro con un estandarte que rezaba: « JUICIOS PARA EL ELÍSEO Y LA CONDENACIÓN ETERNA. ¡BIENVENIDOS, MUERTOS RECIENTES!» .
Por la parte trasera había dos filas más pequeñas. A la izquierda, espíritus flanqueados por demonios de seguridad marchaban por un camino pedregoso hacia los Campos de Castigo, que brillaban y humeaban en la distancia, un vasto y agrietado erial con ríos de lava, campos de minas y kilómetros de alambradas de espino que separaban las distintas zonas de tortura.
La fila que llegaba del lado derecho del pabellón de los juicios era mucho mejor. Esta conducía pendiente abajo hacia un pequeño valle rodeado de murallas: una zona residencial que parecía el único lugar feliz del inframundo. Más allá de la puerta de seguridad había vecindarios de casas preciosas de todas las épocas, desde villas romanas a castillos medievales o mansiones victorianas. Flores de plata y oro lucían en los jardines. La hierba ondeaba con los colores del arco iris. Oí risas y olor a barbacoa.
El Elíseo.
En medio de aquel valle había un lago azul de aguas brillantes, con tres pequeñas isla. Las islas Bienaventuradas, para la gente que había elegido renacer tres veces y tres veces había alcanzado el Elíseo.
—De eso se trata. Ése es el lugar para los héroes.
Abandonamos el pabellón del juicio y nos adentramos en los Campos de Asfódelos.