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мой дорогой кузен

▪︎ 𝐌𝐈 𝐐𝐔𝐄𝐑𝐈𝐃𝐎 𝐏𝐑𝐈𝐌𝐎

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             Annabeth nos propuso a mi y a Percy que nos presentáramos juntos a la carrera de carros, sobretodo para intentar animar a Percy y hacer que nos olvidáramos un poco de nuestros problemas, sin embargo rechacé la invitación debido a la herida de mi estómago.

Esa última información no se la dije, claro. Detalles menores. Sin embargo me ofrecí a ayudarlos con el diseño de su carro, por lo menos para no sentirme mal por rechazarla.

Nos pasamos dos o tres días diseñando el carro para la carrera, y una mañana por los comentarios de unas chicas de la cabaña de Afrodita, Percy y Annabeth discutieron sobre los cíclopes y porque Annabeth tratara mal a Tyson.

Tyson, que por cierto empezó a llamarme "Ania" porque no sabía pronunciar mi nombre. La primera vez que me lo dijo, Percy se estuvo riendo diez minutos seguidos por la cara que había puesto.

Era un cíclope pequeño, así que cuando siguió llamándome Ania las siguientes tres veces, dejé de insistir sobre la pronunciación de mi nombre.

Acompañé a Jackson cuando aprendió a montar a Pegaso por primera vez, y tuve un encuentro un tanto incómodo con Silena Beauregard. Creo que incluso Percy, que muchas veces no era consciente de lo que pasaba, notó la tensión en el aire.

Varias veces había acompañado a Beckendorf a la forja para entretenerme con algo, ya que mi primo me había dado órdenes especificas de no hacer nada; pero tampoco quería quedarme sentada todo el día en la enfermería mirando al techo. De hecho, alguna vez cuando estaba con el hijo de Hefesto también venía Tyson, ya que Beckendorf no tenía ningún problema con él y el dios siempre había trabajado con cíclopes en su forja.Decía que en un periquete conseguiría que Tyson forjase instrumentos mágicos como un maestro.

También me encontré a Percy un par de veces en el ruedo de arena con mis primos. Percy era muy bueno con la espada, el mejor de los últimos cien años, y superaba a mis primos con facilidad; sin embargo, todavía tenía que trabajar con el arco.

Una vez terminó el entrenamiento lo arrastré hasta la diana y le entregué un arco; se negó a cogerlo por seguridad de los campistas.

—Si no practicas, nunca te saldrá.

—¿Y si le doy a alguien? Se me da muy mal.

—Intentalo primero, luego juzgas.

Le entregué el arco a la fuerza, y me puse detrás suya. Le hice abrir las piernas hasta que quedaron a la altura de sus hombros con la punta de mi pie. Pasé mi mano por su espalda para mantenerla recta, dejándola en sus omoplatos, y con la otra mano le eché los hombros ligeramente hacia atrás. Hice caso omiso a la tensión que se formó en ellos cuando los moví hacia atrás.

𝗦𝗜𝗟𝗩𝗘𝗥 𝗠𝗢𝗢𝗡 ☾︎ Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora