• 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍
𝐀𝐋𝐄𝐍𝐀 𝐈𝐕𝐀𝐍𝐎𝐕𝐀 viaja al Campamento Mestizo por petición de su madre para alejarse de su pasado y conocer una parte importante de su vida, sin saber lo que ese verano en el campamento le cambiaría tanto su futu...
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новое начало
▪︎ 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎 𝐂𝐎𝐌𝐈𝐄𝐍𝐙𝐎
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Llegué justo a la Casa Grande cuando Percy llamó mi nombre.
Giré mi cuerpo con esfuerzo, viendo atentamente como Percy aceleraba su paso para llegar hasta mi.
—Alena...
Sonreí con un poco de incomodidad cuando permaneció mirándome a los ojos.
Annabeth llegó a nosotros y se acercó a mí, rodeando mi espalda con los brazos. Rodeé la suya con uno de mis brazos, mientras con el otro le daba palmaditas en la espalda, intentando reprimir la mueca de dolor.
Percy se quedó sorprendido por esta muestra de afecto entre las dos. Ya que la última vez que me vio, prácticamente no nos llevábamos bien.
—Bueno, será mejor que vayamos a la Casa Grande. —dije, todavía entre los brazos de Annabeth.
—Alena. antes de eso, este es Tyson. Es un cíclope.
Levanté la mano en forma de saludo. Tyson me miró como si estuviera fascinado. Los ojos, otra vez.
Aparté la mirada, y fui directamente a la puerta de la Casa Grande, con Annabeth a mi lado y Percy y el cíclope detrás. No llegué a escuchar lo que decían Percy y Tyson por los efectos del acónito, cosa que me fastidiaba bastante.
Encontramos a Quirón en su apartamento, escuchando su música favorita de los años sesenta mientras preparaba el equipaje en sus alforjas.
Nada más verlo, Tyson se detuvo en seco.
—¡Poni! —exclamó en una especie de arrebato.
Quirón se volvió con aire ofendido.
—¿Cómo dices?
Giré la cabeza a un lado intentando no sonreír por el tono de Quirón.
Annabeth corrió a abrazarlo.
—Quirón, ¿qué está pasando? No irás a marcharte, ¿verdad? —le dijo con voz temblorosa. Quirón era como un segundo padre para ella.
Él le alborotó el pelo y la miró con una sonrisa bondadosa. —Hola, niña. Y Percy, cielos. Has crecido mucho este año. Hola, Alena. Me alegro de ver que estás despierta.
Le dediqué una pequeña sonrisa, apenas estirando las comisuras de mis labios. Percy giró su cabeza hacia mi, confundido por lo que había dicho Quirón.
