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естественный блеск

▪︎ 𝐁𝐑𝐈𝐋𝐋𝐎 𝐍𝐀𝐓𝐔𝐑𝐀𝐋

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Percy

Salí del comedor a toda prisa.

No había dejado de pensar en Alena desde que se había ido cojeando hasta la enfermería. Ni siquiera mientras transportaba a los heridos hasta allí, y mi mirada la buscaba por toda la sala. No estaba a la vista.

Entré a la enfermería apresuradamente, y pregunté a uno de sus primos que todavía estaba allí para cuidar de los heridos.

— ¿Alena está bien? ¿Dónde está?

El hijo de Apolo me señaló una de las pequeñas salas, tapadas con la sábana para ocultarla de la vista de los demás. No me respondió a la primera pregunta, si no que alejó rápidamente hasta un campista con un ungüento.

Despejé cuidadosamente la cortina mientras me fijaba en la figura sentada en la cama, descansando la espalda en el respaldo y con las piernas cruzadas una sobre la otra; con los brazos, manos y muñecas llenos de vendas, la parte de arriba de su muslo derecho vendado con precisión para permitir movilidad. Cuando levantó la cara para mirarme, pude ver la herida en su mandíbula y el cansancio en sus ojos. Mi boca se secó al ver a Alena en tal estado.

Me acerqué a ella con preocupación, cerrando la cortina detrás de mí. Su mirada me siguió todo el tiempo, haciendo presión en mis ojos con una confusión evidente. Me hizo un lado cuando fui a sentarme en la cama. O tal vez se apartó de mí, quién sabe.

Arqueó las cejas, esperando a que hablara.

—Alena... dioses. Te han curado las heridas, ¿verdad? —la angustia tiñó mi voz—Te han atacado mucho. ¿Por qué no me has dejado ayudarte antes? — Por fin, fijé mis ojos en los suyos. Seguían igual de intensos, pero su brillo había disminuido desde el verano pasado. Me acerqué apenas un centímetro de forma inconsciente, esperando su respuesta, su explicación. Algo más había pasado.

Ladeó la cabeza, y su largo pelo castaño se asomó por detrás de su hombro en hondas.

— Sí, se están curando. Y había mucha gente herida, yo podía aguantar.

— Ya lo sé. Sé que puedes aguantar, pero a nadie le viene mal algo de ayuda.

Me inspeccionó un poco con la mirada, intentando descifrarme. Al igual que yo intentaba descifrarla a ella. Alena era como una caja fuerte, resistente, lista, con una contraseña que no dejaba que se abriera a nadie.

— ¿Habéis traído a todos los heridos? — asentí, dándole la respuesta que quería. —¿Por qué estás aquí, entonces? ¿Por qué has venido a verme?

𝗦𝗜𝗟𝗩𝗘𝗥 𝗠𝗢𝗢𝗡 ☾︎ Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora