• 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍
𝐀𝐋𝐄𝐍𝐀 𝐈𝐕𝐀𝐍𝐎𝐕𝐀 viaja al Campamento Mestizo por petición de su madre para alejarse de su pasado y conocer una parte importante de su vida, sin saber lo que ese verano en el campamento le cambiaría tanto su futu...
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Гидры или гидры
▪︎ ¿𝐇𝐘𝐃𝐑𝐀 𝐎 𝐇𝐈𝐃𝐑𝐀?
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Alena
Abandonamos el corredor hacia la mitad del barco y cruzamos la cubierta al aire libre llena de botes salvavidas.
Entendí que Percy tenía un plan cuando su mirada se dirigió a los botes salvavidas. Unos segundos más tarde, gritó : — ¡Ahora! — mirando a Tyson. Se dio la media vuelta y de un manotazo mandó a Orejas diez metros hacia atrás, directo a la piscina, donde fue a caer en medio de aquella familia de turistas.
— ¡Agg! — gritaron tres achiquillos al mismo tiempo. —. ¡Esto no es pasárselo bomba!
Uno de los guardias sacó suporra, pero, Annabeth le dio tal patada que lo dejó sin aliento. El otro guardia corrió hacia la alarma más cercana. Cogí la porra del guardia y se la lancé al otro en la espalda, haciendo que cayera al suelo y asíganar unos segundos.
— ¡Un bote salvavidas! — gritó Percy.
Corrimos al más cercano.
Cuando logramos quitarle la cubierta, había ya un montón de monstruos y guardias pululando por la cubierta y empujando a los turistas y camareros, que llevaban bebidas tropicales en sus bandejas. Un tipo con armadura griega sacó su espada y arremetió contra nosotros, pero resbaló en con charco de piña colada.
Los arqueros lestrigores se reunieron en la cubierta que quedaba por encima de la nuestra y preparanon las flechas en sus arcos. Yo hice lo mismo.
— ¿Cómo se arranca este cacharro? — grito— Annabeth.
— ¡Subid!— dijo Percy, que cortó con Contracorriente la primera lluvia de flechas y me dejó paso libre. Disparé cuatro flechas, y cuatro arqueros calleron al suelo con un ruido sordo. Percy me ayudó a subir al bote, justo antes de decir
— ¡ Agarraos! — y cortar las sogas que mantenían el bote sujeto al barco. Otra lluvia de flechas sinó por nuestras cabezas mientras nos desplomabamos en caída libre hacia el océano.
Percy gritó algo que no llegué a entender por el esfuerzo que estaba haciendo para sujetarme y por el silbido del viento en mis oidos. Tyson cogió un petate y se lo pasó a Percy. Este le dio al termo un cuarto de vuelta, y al instante emitió un chorro de viento que nos propulsor lateralmente y convirtió nuestra caida en picado en un estrepitoso aterrizaje en un ángulo de cuarenta y cinco grados.
El viento parecía reírse mientras salía del termo, como si se alegrara de liberarse por fin. Al impactar con la superficie del agua, rebotamos una, dos veces, como una piedra lanzada al ras, y de repente salimos zumbando como en una lancha motora, con el agua rociándonos la cara y sin otra cosa en el horizonte que el mar abierto.