PARAÍSO

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Lo peor de comenzar, es no poder parar.

Un hilo de sangre bajaba rápidamente de la mejilla de Baliyo. En las afueras de la roca del rey, Baliyo y su hermana entrenaban, como todas las mañanas antes de partir para ayudar a su reino aliado.

Ya había pasado 1 semana desde que los forasteros habían sido abatidos, por fortuna, aquel montón de rocas que Kion había dejado atrás no había ocasionado daños mayores, las inmensas piedras dejaban pasar el agua que a veces se acumulaba en forma de rio, pues la temporada de lluvias había comenzado. Para Makini, esto era raro, al parecer el rugido de Kion había sido tan poderoso para atraer las nubes y adelantar la temporada de sequía, sin duda algo que solo los más sabios notaban, algo de lo que se debía tener cuidado.

Te dije que necesitaba un tiempo fuera.

Baliyo estaba molesto, en las prácticas siempre terminaba siendo derrotado por su hermana, había perdido mucho nivel de combate después de que la paz en el árbol de la vida llegó. Dejando de practicar y perdiendo condición, incluso llegando a dejar una presa por no poder alcanzarla. Ocultaba su impotencia en su humor estúpido.

Ya, ya, luego le pides a Makini que te cure la herida y que te de la comida en la boca, bebé.

La reina del árbol de la vida soltó una risilla burlesca. Molesto, Baliyo se abalanzó sobre su hermana y derribándola, el golpe fue duro y se escuchó bastante lejos, la pata del macho sobre el cuello de su hermana hacía que todo empeorara. ¡No soy un bebé!, ¡deja de burlarte de esto! La mirada del macho estaba llena de ira, pero a su vez miedo, no había podido ayudar a Surak en la batalla.

Ambos hacían un buen equipo en las peleas, pero tuvo miedo, ver esos ojos azules y esa sonrisa burlesca llena de rencor y placer de Dhakar le había traumado, mucho más al ver contra quien peleaba, Surak estaba perdiendo, nunca nadie excepto Kion y su rugido había podido derribarlo en combate, y ahora no podía moverse hasta que sus heridas sanaran, casi pierde el brazo por aquella pelea.

Una asustada Rani pudo captar lo personal que había llegado a ser esa burla, los ojos de Baliyo se cristalizaban mientras más pasaba el tiempo.

Bien, me rindo.

¡No!, ¡sigue peleando! Le gritaba el macho a su hermana mientras veía como una sonrisa se formaba en su rostro.

Baliyo, lo que necesitas es soltar todo aquello que tienes dentro, no una tonta pelea.

La sonrisa de Rani era cálida, la pata de Baliyo ya no hacía presión en su cuello, así que sin mucho esfuerzo la tomó con su pata y la hizo a un lado, quitándose con cuidado al macho de encima.

La leona se acercó a su hermano, nuevamente puso su pata sobre la suya mientras lo miraba a los ojos. Solo tienes que contarme.

Es solo que... que...

Tienes miedo, te sientes impotente.

Una voz familiar llegó por detrás hacia ellos mientras sonreía cálidamente.

Nirmala se acercó a los dos, sabía por lo que el macho pasaba, lo había notado en cuanto su humor se había agrandado, seguro que con la ayuda de todos podría calmarse y contar todo lo que le mortificaba.

Ustedes dos vieron lo que ese león le hizo a Surak, no pude ayudarlo. Las lágrimas comenzaron a caer del rostro de Baliyo mientras este agachaba la cabeza. Y ahora ella, ¿si quiera notaste quién era?

Rani alzó una ceja. ¿De qué hablas?

La leona que estaba con ellos. Baliyo alzó la cabeza para poder ver de frente a su hermana. Esa leona era Zabuni.

¿Y SI ALGUIEN MUERE, QUE HACES?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora