Pendiente

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-Le dedico esta presentación a la profesora Trelawney: la mayoría de ustedes no la conoce, pero esa loca adivina y sus preguntas indiscretas no solo me dejaron llorando, sino que me dieron inspiración, algo que siempre se agradece...



Yo no sé, ¿qué sé? ¡Nada en realidad!

Pero amar... ¡Es letal!

¿Yo qué sé?, no sé, nada en realidad

Pero amar... ¡Es letal!

Fuego al arder, un suave jazz

Un violín llorar, negro abismal

¿Por qué a todo eso le llamo hogar?

Yo no sé, ¿qué sé? ¡Nada en realidad!

Pero amar... ¡Es letal!

¿Yo qué sé? No sé, nada en realidad

Heritaje... familial

Los aplausos impresionados de la sala no se hicieron esperar. Victoire, como siempre, los encabezaba, seguida de Camille, quien, pese a su timidez natural, también estaba vitoreando.

- ¡ESA ES MI AMIGA! - halagó la rubia Weasley desde su mesa, haciendo reír a la pelinegra que, tras despedirse del público como buena artista, bajo a sentarse junto a sus amigos, robando miradas a su paso-. Podré decir que te conocí antes de que te hicieras famosa...

-... ¿Cómo estuvo mi pronunciación, rubias? - preguntó tras tomar agua, tranquilizandose. Si bien no era la más nerviosa (jamás le tuvo miedo al ridículo, para bien o para mal), la euforia tras presentarse en público nunca se iba, y francamente, le daba vida. Ella podría vivir por los aplausos, por las miradas...

- ¡Bien! Me sorprendió, de hecho. ¿Cómo es que tocas tan bien con estas? - cuestionó Camille al ver sus largas uñas negras con diseño, recordando cómo manejó los acordes con agilidad minutos atrás. Zade se encogió de hombros.

-Me gustan mis uñas largas: tenía que aprender.

Beauxbatons, a pesar de su remota locación, contaba con pueblo a un par horas de distancia, mismo que tenía un café concurrido que, al parecer, tenía la costumbre de permitir que gente se presentara allí los sábados, de allí que Zade aprovechará para sacar a relucir sus talentos. Era un café popular entre los jóvenes, de allí que muchos de sus compañeros hicieran de público, maravillándose por la chica que no solo era una excelente cazadora en Quidditch, sino que parecía tener dotes de artista con voz de sirena...todo un personaje, y eso sin contar su drama familiar. Camille, en lo personal, a veces sentía que se ahogaba bajo la sombra de sus dos extravagantes amigas...

-...Si Trelawney estuviera escuchando, se sentiría orgullosa- el mesero llegó y dejó sus cafés y pasteles en la mesa, felicitando a Zade por su presentación, antes de irse con un sonrojo en el rostro. Las chicas no lo comprendieron hasta que Victoire, al levantar la taza con su café, notó una notita halagandola y pidiéndole una cita, haciéndola sonrojar hasta el cuello, para las risas de sus amigas-. ¿Tienen una pluma, niñas? - Camille, la papelería andante, le ofreció una al instante de su bolso, y la chica no tardó en escribirle (en francés, el idioma del tipo) que le agradecía, pero tenía novio. Dobló el papelito en forma de mariposa con un toque de varita, mismo que voló hasta su destinatario a través del gentío, a la vez que Victoire se giraba para no ver su expresión. Zade y Camille, desde sus lugares, sí que podía verlo, y la primera solo dijo...

T&V: Antes del beso en el andén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora