Muérdago

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Victoire se infiltró en la Sala de Prefectos, suspirando aliviada una vez se dio cuenta de que no había nadie quien la delatase en sus artimañas.

Subió al ala femenina y entró a la que debía ser la habitación de Camille, a juzgar por los colores de la puerta. Y su juicio fue certero, pues al entrar supo al instante que sí era el cuarto de su pulcra amiga, Cam.

A primera vista parecía como si el cuarto estuviera desocupado, pues todo se encontraba en perfecto orden, a diferencia del suyo. La única pista que delataba que alguien ya lo había ocupado eran las cosas del tocador, que, aunque se hallaban en orden, no pertenecían al cuarto por defecto (o al menos, no las recordaba). Además, había dos portarretratos.

Uno mostraba a los señores Belcourt, muchos años más jóvenes, junto con una pequeña Camille. La otra era una de muchas que se habían hecho durante una "sesión de fotos" con la cámara del papá de Zade, curioseando con sus artefactos muggles.

Victoire rió sin poder evitarlo, recordando aquella vez cuando, con trece años, habían decidido hacer una pijamada: terminaron jugando a maquillarse con las pinturas de la mamá de Zade y arreglándose el cabello. Los padres de Zade eran por mucho los más permisivos, y por eso las visitas en su casa siempre eran las más geniales.

"Concéntrate Victoire".

Dejó la fotografía en donde estaba y se dedicó a buscar un lugar donde esconder la oreja sin que Camille la encontrase.

Al final optó por lo más básico: debajo de la cama, con la esperanza de que no revisara allí por casualidad. Suspiró, sintiéndose culpable por lo que estaban a punto de hacer, violar la privacidad de Camille de ese modo...

Se planteó salir con la oreja, aprovechando que ahora no habían escuchado nada, que el daño no estaba hecho, ahora que todavía era posible echarse para atrás...

...pero su curiosidad pudo más, así que se fue sin mirar atrás.

Por un segundo creyó que todo había salido a la perfección: llegaría un poco tarde a clases, pero nadie sabría lo que había hecho y por fin se enterarían la verdad de una vez de todas.

Pero, con su suerte, debió saber que las cosas iban demasiado bien para ser ella...

- ¿Qué haces aquí, Vicky? - preguntó Teddy con voz algo autoritaria, haciendo que ella se detuviera en seco y voltease a verlo.

- ¿Qué haces tú aquí?

-Sabes, es muy grosero responder una pregunta con otra...

-...También es grosero aparecerte de la nada. Ahora, yo no responderé si tú no lo haces...

-... ¡Eres una terca! Pero, a diferencia tuya, yo tengo un tiempo libre. Tú, en cambio, estás faltando a clases...

-...Llegando tarde, no faltando. Fui por algo a mi cuarto- Teddy la miró interrogante, pues sus manos vacías-. No lo encontré. Supongo que se lo preste a Zade...-corrigió, tratando de parecer segura.

-Sabes, eres muy mala mentirosa...-se burló sin malicia, pero ella, nerviosa como estaba por su fechoría, lo tomó a mal.

- ¿Y si miento qué? - Victoire siempre había odiado la facilidad con la que Teddy sabía cuándo mentía. Es como si ella fuese un libro abierto para él, mientras que ella luchaba por entenderlo. - ¿Por qué me miras así? - dijo al ver que él la miraba como si tratara de resolver un dilema.

-Eres difícil de comprender Toire. Eres cortante un día, y al día siguiente eres amable, sin mencionar el hecho de que hace un par de días estabas muy mal y no supiste decirme que te pasaba...

T&V: Antes del beso en el andén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora