Ódiame/Ámame

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Teddy despertó con una extraña sensación de alegría en todo su ser.

Corroboró que Victoire aun dormía entre sus brazos, eso después de haber pasado toda la noche entre risas y juegos. Lucía preciosa, con sus pecas reluciendo debido al tímido sol que se colaba por la ventana, con sus rizos rubios regados en la almohada, y su imperceptible sonrisa dibujada aún en sus sonrojados labios.

- ¿Qué hora es? – murmuró Victoire somnolienta, acurrucándose más contra el pecho del ahora castaño Teddy.

-Las 7, pero es sábado- respondió suavemente. La chica bostezó antes de levantarse ante la mirada lastimera del chico. Ella rió ante el gesto infantil de Teddy y se acercó a darle un fugaz beso en los labios, "consolándolo".

- ¡Qué más quisiera yo que quedarme dormida hasta tarde! Pero acordamos ser discretos por un tiempo. La gente podría sospechar si te ven saliendo de aquí...- eso último lo mencionó sonrojada, haciendo que él se riera a carcajadas.

-Como usted diga, princesita- ella lo miró suspicaz por el sobrenombre, después de todo, él sabía que odiaba que la llamasen así, pero terminó por no decir nada, pues le sorprendió notar que no le había fastidiado.

Al joven casi le da un paro cardíaco cuando la rubia empezó a cambiarse tras el biombo de su cuarto, valiéndole su presencia. Hasta cierto punto la entendía: tantos años de conocerse hacia qué cosas como dormir juntos o cambiarse frente al otro fuesen actos sin importancia...pero claro, ahora salían juntos, y ver la sombra de su silueta era una imagen que lo fascinaba y ponía nervioso. Victoire era la tentación andante...

- ¿Me ayudas con el cierre? - pidió una vez se colocó uno de sus vestiditos cortos en tonos pasteles, mismos que usaba siempre que podían estar sin uniforme. Se levantó de la cama para ir a ayudarla, no sin antes besar uno de sus delicados hombros en donde un lunar se asomaba. Ella rió por cosquillas mientras se giraba a acomodarle la corbata.

Victoire sentía que estaba en las nubes: ambos irradiaban felicidad con cada gesto y acción que hacían. Ni en sus mejores sueños había imaginado algo así. Nada podría arruinarlo...o eso creyó.

Casi se desmaya del susto cuando, al mirarse en el espejo, notó que su reflejo estaba borroso. Dejó caer su cepillo y parpadeó varias veces para ver si su mente le jugaba una mala pasada por estar adormilada, pero no: su reflejo se veía extraño, y estaba segura de que no tenía nada que ver con el espejo.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó Teddy al notar la palidez en Victoire. Ella se forzó a sonreír para disimular, pues no quería alarmar.

-Sí, solo sigo un poco cansada...- respondió dulcemente, mirando de reojo su relejo. Seguía igual de irregular-. Deberías aprovechar que no hay nadie despierto para salir. Después va a ser más complicado que no te noten...

-Tienes razón. Nos vemos después...- se despidió dulcemente, dándole un beso en la mejilla con cariño. Al parecer solo ella veía lo raro en su reflejo, pues él no dijo nada al respecto.

Victoire no dejaba de contemplar su extraño reflejo ante el tocador. Sus cabellos de oro desaparecían al roce con sus dedos, mientras que el rubor en sus mejillas y labios se tornaba a un tono cadavérico. Sus ojos celestes lucían oscuros, sin brillo.

Quizás era su parte veela la que permitía que siguiese siendo bella, pero esa belleza agonizaba. ¿Cómo es que Lupin no lo había notado?

Zade lo había mencionado alguna vez, pero asumió que había estado tomando algo y que esa visión había sido producto de su turbia imaginación. Su mente trató de encontrar responsables por aquello, llegando a una única conclusión: debía tratarse de algún truco de Alex.

T&V: Antes del beso en el andén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora