...para matar a una bruja

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-Literalmente casi mueres salvando la vida de ese imbécil, y ahora estás reviviendo una estúpida flor- su madre lo regañó por los insultos innecesarios, pero a él le dio igual. Alexandra solo rio, ignorando la hostilidad en el comentario mientras se sentaba junto a ellos en la mesa.

-No es culpa de la flor que se me haya olvidado regarla- explicó con simpleza, sirviéndose un poco de agua para el mareo, deseando que no afectara demasiado a Mason, o a Teddy, e incluso a la estúpida de Victoire-. Además, sirve para pociones, ¿o no, mami?

-Sí, Alex, pero Rigel tiene razón: no seas tan descuidada al regalar tu don, te cuesta salud- Alexa suspiró, pensando en lo poco que le importaba realmente perderla. Antes de poder responderle, sin embargo, Zoé agregó-. Les tengo buenas noticias, mis vidas...- pese a ser mucho su entusiasmo, apenas y obtuvo miradas de sus hijos, pero eso no la frenó en su emoción-. ¡Ya estoy consiguiendo un departamento para nosotros 3! Porque por más que me guste aquí, ya estamos abusando de mis padrinos con nuestra estancia...- terminó de anunciar, y esta vez sí que reaccionaron: al menos Alexa sonrió un poco, pero parecía nerviosa. Rigel no tardó en opinar.

- ¿Y cómo es eso posible? Se supone que estamos aquí ilegalmente - cuestionó, incrédulo. Él no era de emocionarse con nada tan fácil, no como su madre y hermana.

-Tengo mis trucos- se negó a dar detalles-. Pero ahora sí necesitaré darles una nueva identidad- Rigel frunció el ceño confundido, y Alexa tampoco comprendía a qué se refería exactamente-. Usaremos el mismo hechizo que usaban en Hogwarts, el que hacía que Rigel se pareciera a Mason, y como nadie aquí los conoce, ni quiera se extrañaran. A mi familia solo hay que decirle que es por seguridad y dejarán de hacer preguntas: ellos saben que ni mi madre ni yo tuvimos vidas sencillas, o seguras- explicó más seria, pero con el mismo tono conciliador con el que una madre le hablaba a un pequeño asustado por algo que desconocía. A Alexa a veces le daba la impresión de que ella todavía los veía como cuando los separaron, como a unos niños-. Eso sí, tendrán que cambiar sus nombres. Elegirlo se los dejo a ustedes, ¡pero por favor, no elijan uno muy parecido al suyo! Aunque bueno, ya que no los usan, supongo que Lily y Adrián no serían mala opción...-la mujer rio al ver sus muecas: por algo no los usaban, no les gustaban-. ¡Malos! Yo que los elegí con amor...pero ustedes ganan: elijan el que más les plazca. No les pido que me lo den ahora, pero sí que no pase de esta semana- los dos asintieron algo aturdidos, sacándole una sonrisa-. Se acostumbrarán, lo prometo. Lo único lamentable es tener que ocultar sus bellos rostros: ninguna cara nueva jamás será igual de linda que las suyas- comentó con pena, suspirando-. Pero es lo mejor.

-Es lo único que podemos hacer, madre, no lo mejor- corrigió Rigel, algo fastidiado. Alexa lo miró mal.

-No es lo único- declaró firmemente, harta de fingir lo contrario-. Pero si queremos permanecer juntos, es lo que hay que hacer. Yo quiero que estemos bien- afirmó la castaña. Era de lo poco que tenía claro últimamente.

-Yo también, mis vidas: ya me los quitaron una vez, no pienso perderlos una vez más- se levantó, pasando por sus espaldas, besando sus coronillas con dulzura-. Iré afuera, ¿sí? ¡Compórtense, y no peleen!




Alexa suspiró al recordar esa conversación, todavía preguntándose cuál debería ser su nuevo nombre.

No quería un nuevo nombre o una nueva cara, lo cual era irónico, considerando la cantidad de veces que había deseado otra vida. Se arrepentía de muchas cosas, ahogándola en la melancolía y culpa, pero al menos estaba de nuevo con su familia, como siempre había querido.

T&V: Antes del beso en el andén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora