ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 11

7.8K 526 30
                                    

-ᴜɴ ᴘᴏᴄᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ᴠᴇʀᴅᴀᴅ-

DANTE

Pasaron unas cuantas semanas antes de encontrarme con Loreley otra vez.

Ella tenía una vida de noche y yo tenía una vida de día y vernos era un poco difícil para los dos. Además, no teníamos nada exclusivo, aunque eso sí, no habíamos dejado de mandarnos mensajes sobre todo en las tardes cuando estábamos menos ocupados.

Volvimos a encontrarnos en la plaza, en el local del helado de yogurt.

Ella ya estaba esperándome sentada en una mesa y parecía estar leyendo un libro un poco viejo. Al verla, me quité las gafas de sol y le sonreí, ella se levantó de su lugar y me recibió con un abrazo y un beso... en la mejilla.

― ¿Cómo has estado? ―le pregunte, se veía un poco más risueña de lo normal.

―Ya sabes, estoy tan desvelada como siempre pero no me quejó, ayer fue un buen día de propinas ―ambos sonreímos.

―Y ¿Ya pediste un helado? ¿Quieres uno?

―Ahora no, gracias. Comí algo antes de venir acá ―se rasco la nunca―. Pero tú dime ¿Cómo estás? ¿Qué tal va el trabajo del club? Espero que escojan tu proyecto.

―He estado trabajando duro en el y volví a encontrarme con tu jefe la semana pasada en otro de los establecimientos.

―¿En verdad? ―preguntó intrigada―. ¿Es cierto que los uniformes de los otros establecimientos son diferentes? Jamás me han ofrecido una transferencia.

―Es cierto ―revelé yo―. Fui al recinto que está en la playa y las chicas traen una ombliguera y shorts súper ajustados.

Loreley hizo pequeños los ojos y abrió la boca.

―Eres un mirón.

―Tú preguntaste y yo simplemente te conteste.

La vi reír con sus labios pintados de color rojo y su cabello estaba suelto, estaba tan guapa y me quedé embelesado por un rato, hasta que Loreley llamó mi atención.

―¿Pasa algo?

―No ―me sonrojé al verme descubierto―, solamente estaba pensando que para ser sincero..., estaba un poco nervioso de que no llegaras hoy.

Loreley se me quedo mirando con el ceño medio fruncido, pero sacó una pequeña sonrisa también.

―¿Y a qué se debe eso? Jamás te haría algo así.

―Pues para ser sincero usualmente rectifico mis citas un día antes y como después de que te invité ya no contestaste...

―¿Esto es una cita? ―la escuché preguntar.

Agaché mi mirada y no pude verla a los ojos ¿Cómo había podido decir algo así? Habíamos quedado en ser amigos y amantes, una cita llevaba las cosas a otro lado.

Estaba tan avergonzaba, me escuchaba como un niño de secundaría o algo así.

―Ya sabes a que me refiero, es una cita de amigos, obviamente.

Ella no me contesto y el silencioso se tornó muy incómodo, así que me vi obligado a voltear a verla y cuando mis ojos se posaron en los de ella, la vi igual de sonrojada que yo.

―Lo siento, esto es muy incómodo, no fue mi intención que las cosas se mal interpretaran.

―No te preocupes Dante no es incómodo para nada, es solo que bueno, para ser sincera yo también pensé que estábamos teniendo una cita.

Ahora era ella quien agachaba la mirada.

―Loreley...

―A lo que me refiero es que supongo que ese es el beneficio de nuestra relación ¿verdad? Dijiste que éramos esa cosa de friendly lovers, así que está bien. A veces tenemos sexo y otras veces podemos pasar el rato así, pero sin ataduras.

Ella me miró al fin y sonrió.

―Claro, tienes toda la razón, es bueno aclararlo.

Dicen por ahí que la verdad no peca, pero como duele y había algo en las palabras de Loreley que me había dolido un poco.

―Además hay algo de lo que había querido hablarte desde hace un tiempo y no creo que sea algo de lo que podríamos hablar seriamente si estuviéramos en la cama ―las palabras de Loreley me estaban inquietando―. Primero que nada, si ya no pude contestarte el mensaje la otra vez es porque me quedé sin móvil, ya estaba muy viejo esa noche se me cayó y ya no quiso encender. Además, hasta hace poco no tenía el suficiente dinero para costear uno nuevo, pero en cuanto me lo compre serás el primero al que le pase mi nuevo número.

¡Con un demonio! Saber aquello me hizo sentir más idiota todavía.

―No te preocupes, no tienes que darme explicaciones, lamento incomodarte y haberte hecho pensar que era necesario.

―Está bien, solo quería que lo supieras y segundo, para evitar que vuelva a pasar algo así me gustaría que también supieras donde vivo, ya sabes, de esa forma si no me localizas y no puedo atenderte en el trabajo, sabrás donde encontrarme. Yo qué sé, pero puede que igual un día necesites un lugar donde esconderte de la policía.

―Es bueno saberlo, gracias. Ahora, déjame sacar el teléfono para poder apuntar la dirección.

―No es necesario. Vivo en el mismo edifico que tú, piso nueve, departamento noventa

―¿Qué? ―reaccioné sorprendido. Loreley acomodo su flequillo y no me miró. Las palabras salieron de su boca tan rápido que me costó algunos segundos comprenderlas.

―Si. Es el departamento de mi mejor amiga y básicamente me invitó a vivir con ella y no le pude decir que no. Es muy persuasiva.

―Ya veo.

―Espero que no te tomes a mal que no te lo haya dicho antes. Es solamente que no es mi casa, no me deja pagarle una renta, aunque sea pequeña y no estaba segura de poder invitarte. Discúlpame por eso.

―Y lo entiendo completamente, no te disculpes, además ―fui optimista―, al menos ahora sé a dónde podré ir a que me regalen un poco de azúcar o café por si un día me hace falta.

Por primera vez dentro de la charla ambos nos miramos a los ojos y volvimos a reír.

―Es bueno haber aclarado las cosas y entonces ―mordió sus labios por unos segundos.

―Por cierto, de camino hacía aquí pasé a comprar un pequeño regalo para ti por eso llegué un poco tarde ―puse la bolsa sobre la mesa y saqué la caja que tenía dentro.

―Esto no es nada pequeño, Dante. No sé si puedo acéptalo.

―Vamos, ni siquiera lo has visto.

―Pero Dante...

―Hagamos algo, si no te gusta me lo devuelves ¿Vale?

Loreley afirmó con la cabeza, pero solamente se quedó mirando el regalo y parecía dudar mucho si debía abrirlo o no por lo que yo tomé la iniciativa y se lo hice por ella.

―¡Sorpresa! Noté que no dejabas de mirarlos la vez pasada.

Ella quedó completamente impactada al ver lo que le había regalado.

Por favor sigan votando y comentando gracias. No tengo mucho que decir hoy.

Dante entre pacto y éxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora