-ᴛᴏᴍ ᴄᴏʟʟɪɴs-
DANTE
No pude concentrarme en todo el día, mi mente estaba inundada de Loreley: su cuerpo, sus sonidos, sus movimientos, todo lo que había hecho conmigo y la forma en que me había hecho sentir.
Ni bien dieron las cinco de la tarde tomé mis cosas y salí de las oficinas sin despedirme de nadie, me urgía llegar a casa.
Cuando abrí la puerta del departamento lo primero que noté fue el plato vacío donde había dejado el par de tostadas para Loreley y a un lado la nota con una respuesta.
―Heavenly Club nocturno ―leí en voz baja.
Tomé el papel con ambas manos y me avente en la cama que estaba perfectamente tendida mientras sonreía como un tonto.
Y no era para menos porque justamente el lugar donde Loreley trabajaba era ni más ni menos del antro-bar para el cual íbamos a crear el nuevo diseño en mi empresa.
«¿Era nuestro destino encontrarnos?» pensé.
Estaba deseando más que nunca que llegara el viernes para poder ir a conocer el lugar tal como había dicho Renato y con mayor razón si ella iba a estar ahí.
Pero... ¿Quería esperar? Si ya nos habíamos encargado Loreley y yo de sabotear al destino y cruzar nuestros caminos antes de tiempo ¿Por qué había de esperar?
Parecía un tonto meditándolo con tanta conciencia como si la vida se me fuera a ir en esa decisión, aunque no tenía ni una semana de conocerla.
Aunque después de la noche que tuvimos... ¡Demonios!
Necesitaba volver a sentirla de esa manera, abrazarla, pedirle que fuéramos las personas más unidas de la humanidad sin serlo a la vez..., reírme con ella y no, no es porque estuviera enamorándome o algo así y para poder comprobarlo decidí esperar hasta el viernes de la reunión.
Renato, mis compañeros de trabajo que estaban interesados en la cuenta y yo nos quedamos de ver frente al establecimiento.
Como siempre, había un par de hombres parados frente a la puerta organizando una enorme fila y Renato se acercó a ellos muy formal explicando que su jefe no esperaba.
Uno de los hombres con su cabello rapado en forma de balón de futbol y una cara de mafioso mirando con esos ojos que paraban balas y tomó su walkie talkie, dijo algo entre balbuceos que se perdían con la música y las palabras en el aire de la gente que estaba alrededor.
No paso un minuto para que nos permitiera pasar cuando una despampanante mujer de cabello azul y un vestido pegado al cuerpo con lentejuelas plateadas, salió y se acercó al grupo
―¿Renato Gatti? ―preguntó mirándonos a todos.
Renato se le acercó y le extendió un saludo―. Mucho gusto. Renato Gatti... ¿Tú eres...?
Ella lo miró de pies a cabeza antes de contestarle.
―No importa. El jefe los está esperando.
Todos fuimos tras la chica y para no perder la costumbre, lo primero que me llego al cerebro fue la música retumbando por todo el lugar y para ser tan temprano el recinto estaba bastante lleno.
Al frente se distinguía un escenario tapizado de azulejo negro y brillante, donde se veía al DJ hacer la fiesta con sus mezclas a todo lo alto.
Y mientras perseguía a mis compañeros que se abrían paso hacia las codiciadas mesas VIP, comencé a buscar las barras.
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Dante entre pacto y éxtasis
ChickLitLoreley es una bartender intentando conseguir el dinero suficiente para poder huir a París con el que cree, es su verdadero amor, pero al parecer la vida le tiene otros planes para que eso no suceda. Una noche queda atorada dentro de un elevador con...