ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 42

6.4K 421 56
                                    

-sɪɴᴄᴇʀɪᴅᴀᴅ ʏ ᴄᴀʀɪɴ̃ᴏ-

DANTE

Sentía impotencia y tristeza, no veía la manera de ser más sincero con Loreley para que me perdonara, para que no me digiera esas cosas tan crueles.

―Por favor ―supliqué y mi voz se perdía en mis sollozos.

―No me hagas esto Dante ―su voz saltaba con su pecho.

―¿Qué? ―la miré.

―Por favor... ―ella mantenía la mirada agachada.

―¿Por qué aún me amas? ¿Verdad? ―la tomé de la barbilla y le alcé la vista para que nuestros ojos horrendamente húmedos y rojos se miraran, ciertamente esta no era una película de amor.

―Dante, no me hagas decirlo.

Mi corazón se encogió, pero fue como un último encogimiento, como el último tropiezo antes de aprender a caminar, porque algo en mis pensamientos lo ilumino, lo revivió y lo hizo fuerte.

―Dilo ―quería escucharla, quería que mi corazonada fuera real.

―Dante, no puedo hacerte esto. Yo solo soy una chica derrotada y cansada y tú..., tú tines tanto futuro, tanta pasión, puedes hacer lo que desees, estar con una mujer a tu altura que sea ambiciosa, bonita y que no tenga miedo de nada―suspiro―. Yo no tengo lugar con alguien como tú.

―Claro que lo tienes y tal como eres te quiero y me gustas, tan hermosa, tan libre y soñadora ―odiaba que ella no se diera cuenta todo lo que valía―, tal vez, lo único diferente ente tú y yo es que no tenía que tomar decisiones sobre la vida que quería vivir, sólo tomé el sueño de mi padre y la ruta ya estaba hecha, sólo la caminé. En cambio, tú, tan hermosa y tan valiente, formaste un sueño tú solita..., tal vez la vida te hizo malas jugadas como nos pasa a todo el mundo, pero seguiste luchando y no te rendiste.

―Claro que me rendí ¿A caso no lo ves?

―Esto solamente fue un tropezón. Un tropezón más en nuestras vidas y juro que si me das una oportunidad ya no volveré a dejar que caigas de nuevo y si lo haces siempre estaré ahí curándote las heridas.

El silencio se convirtió en un profundo y acogedor sentimiento de entendimiento, de paz, de nuestras miradas y la forma en las que nuestras pupilas y nuestros labios temblaban y los corazones que se nos sacudían, que nos empujaban a juntar más nuestros cuerpos, a que ella me sostuviera de la cintura y se aferrara a mi ropa y que yo la tomara con más fuerza.

Y me aferre a sus labios como no lo había hecho nunca, como si la vida se me fuera en ellos.

Era un beso lento y carente de ruido. Tomé su boca manipulando su lengua y saboreando el sabor dulzón de uva que aún mantenía su boca y no quería soltarla.

No quería detenerme, quería seguir teniendo sus labios entre los míos, pero el aire comenzó a faltarnos.

Nos miramos de nuevo y nos abrazamos aún con lágrimas en los ojos, lágrimas de alivio.

La nariz de mi sirena estaba un poco irritada, pero no me importo, ya me imaginaba lo deplorable que seguramente también me veía yo, pero estaba bien, era correcto, porque estaba con la personada amada, con la chica digna de mi confianza, con quien me imaginé toda una vida.

Ambos suspiramos y ni bien mi cuerpo sintió paz, hizo el ruido espantoso de hambre.

Tuve vergüenza, pero me la aguanté, porque Loreley me regaló su primer sonrisa en mucho tiempo.

―Te amo Dante.

Le sonreí y volví a abrazarla con fuerza.

―¿Estás listo para salir? ―volteó a verme y me preguntó mientras se limpiaba los ojos

Dante entre pacto y éxtasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora