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Recién vuelvo de hablar con Santino, entré.

Amira estaba en la sala mirando tele, ni me miró.

— ¿Bianca?.

— esta en su pieza.

Asenti, subí hasta donde estaba mi hija.

Al entrar estaba jugando con sus muñecas.

— ¿puedo jugar con vos?.

— quiero estar sola, anda con mamá.

— quiero hablar con vos mi amor.

— ¿de qué?. –me miró.

Me senté en el piso junto a ella, me quedó mirando sin entender.

— perdóname mi amor. –la mire. Perdóname por no haber estado en algunos momentos de tu vida, perdóname por faltarte hija. –le agarre su manito. Pero papá te promete que ya no va a pasar eso, papá va a estar para siempre con vos ahora mi vida.

— ¿por qué no estuviste con mamá cuando yo estaba en su pancita?.

— porque mamá fue una boluda que no supo cómo decirle a papá las cosas.

Nos dimos vuelta sin entender, Amira estaba detrás de nosotros.

Se vino a sentar junto a nosotros.

— mamá fue la boluda hija, yo soy la única culpable de todo.

— lo que importa ahora es que estamos los tres juntos. –mire a mi hija. Aprovechemos el presente y todo el futuro que nos queda hija, ahora estamos para siempre juntitos.

— yo les hablé re mal. –agache la cabeza. Perdón.

— no pidas perdón mi amor. –le di un beso en la cabeza. Nosotros te amamos.

Nos abrazó fuerte, llené de besos su carita preciosa.

Bajamos los tres a la cocina, empezamos hacer galletitas. Bianca pasaba sus manitos llenas de harina por toda mi cara y eso hacía que sonría, es inexplicable todo lo que me hace sentir.

— tocaron la puerta. –mire a mi hija. Te vinieron a ver a vos, anda ver.

Bianca se fue corriendo, era Santino, que quería verla también.

— nosotros vamos a hablar también.

— vemos Mati.

Caminamos hasta la sala, saludamos a Santi y Sofía, mi hija estaba en brazos de su tío, lo llenaba de besos.

Tan amorosa siempre ella.

Le preparé la leche a Bianca mientras Amira hacía los mates.

— estas galletitas las hicimos con pa...con mamá nomas, porque papá no hizo nada.

— que mentirosa que sos. –me reí.

— es algo obvio eso. –dice Santino.

(...)

— llevó a Bianca a la cama y hablamos. –mire a Amira.

Asintió, agarré a mi hija con cuidado y caminé con ella hasta la habitación.

La acoste y la tape bien.

— te amo chinita. –le di un beso en la frente. Mucho.

Apagué la luz, caminé hasta la cocina nuevamente, estaba Amira sentada usando el celular, su mirada se conectó con la mía.

— perdón, perdón... la única culpable fui yo, yo fui la egoísta, pensé solamente en mí. –suspiro. Perdóname Mati, estaba sola, con miedo.

— yo no te deje sola. –la mire. Pero no, Matías es el boludo, Matías es el pelotudo culpable de todos tus males, Matías fue el idiota que "te dejó sola" ¡cuando vos te fuiste Amira!, cuando vos decidiste todo sola. Matías no tenía derecho a saber la verdad porque es una mierda, Ma..

— basta, basta. –se agarra la cabeza llorando. Estuve horrible, perdón, perdón yo se que tuve que decirte la verdad cómo sea, pero tenía miedo.

— cuando viniste Argentina no fuiste capaz de decírmelo ¿cuánto tenía Bianca ahí? Cinco meses, sabías que iba hacerme cargo, sea cómo sea, pero ya esta.

— ya se que nunca vas a poder perdonarme, pero Chinito yo enserio te amo.

— nunca voy a perdonar el daño que le estamos causando a Bianca a base de eso. –la mire. Dame tiempo, las cosas para mí tampoco son fáciles.

𝚃𝚘𝚍𝚘 𝙲𝚊𝚖𝚋𝚒𝚘; 𝙼𝚊𝚝𝚒́𝚊𝚜 𝙶𝚊𝚕𝚕𝚊𝚛𝚍𝚘 [𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora