¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ES EL PRIMER DÍA DE JARDÍN DE BIANCA, ESTOY POR LLORAR.
Le estoy secando el pelo, le puse su delantal, la empecé a peinar.
— MATÍAS DESPERTATE. –grite. DALE.
Un Matías todo dormido se hace presente, preparó las cosas de Bianca, yo le hice dos trenzas cocidas.
— despacito mami, me duele. –se queja.
— fue sin querer mi amor, perdón.
Le puse perfume, subimos al auto y Matías empezó a manejar hasta su jardín.
Al llegar bajamos de la mano, medio que ya le estaba dando vergüenza.
— no quiero, no quiero.
Fue corriendo a los brazos de su papá.
— bueno, nos volvemos a casa. –habla Matías.
— no. –los mire. Tenes que entrar mi amor, vas a jugar.
Le acaricie la carita, se escondió en el pecho de su padre.
— no mami, porque no hablé con la tía Orne antes de venir y me va a ir mal. –hace puchero.
Lo esta usando de excusa la pendejita.
Igual al padre, dios denme paciencia.
— Bianca dale, no hagas berrinche porque papá se va a enojar.
— ¿me voy a enojar?. –pregunta Matías.
— ¡deja de malcriarla!. –suspire.
Me estaba poniendo de mal humor, Matías habló con ella y terminó entrando, le saqué fotos para mandar al grupo que teníamos entré todos.
Ornella se estaba muriendo, la amamos.
Volvimos al auto y pasamos por el supermercado a comprar algunas cosas que faltaban.
— ¿por qué tenes esa cara de orto?.
— porque no sabes poner autoridad Matías. –lo mire. No podes seguirle todos los berrinches.
— pero es chiquita amor, me da cosa que se quedé asi en un lugar. –me mira. Esta todo el tiempo con nosotros.
— por eso mismo, esta todo el tiempo con nosotros y le va hacer bien salir del círculo. –suspire.
Agarré un carrito.
Salimos del supermercado y volvimos a casa, guardé las cosas mientras Matías jugaba a la play.
— ¿qué hora tenemos que ir a buscarla?.
— a las doce y media ¿por qué?. –lo mire.
— porque nosotros también podemos aprovechar. –me agarra la cintura. ¿Vos qué decís?.
Estoy enojada, pero aceptó.
Nos empezamos a besar para subir arriba, me sacó la remera y yo hice lo mismo pasando mis manos por toda su espalda, está muy bueno el hijo de puta, Dios mío, me encanta.
Me sacó el pantalón y empecé a darle besos por el cuello, se acomodó entré mis piernas y empezo a entrar en mí, empezamos a movernos los dos una vez que me acostumbré.
(...)
S
e hizo algo tarde para buscar a Bianca, Matías se cambió rápido y fue a buscarla, yo me levanté para empezar a cocinar algo.
Estoy haciendo un guiso de lentejas, Ornella me explicó por audio cómo se hacía, algo va a salir.
La puerta se abrió dejando ver a mi hija.
— ¿por qué lloras mi amor?. –me acerqué.
— porque pensé que se olvidaron de mí. –se saca las lágrimas.
— cinco minutos tarde hija. –habla Matías. Perdón, papá se colgó.
— si se olvidaron de mí entonces.
Se fue corriendo para su habitación, con Matías nos miramos.
— eso de mí no lo sacó. –se señala.
— no, Julián le enseño hacer puntual, sabiendo que la madre lo que menos es, es puntual. –me reí. Ahora voy hablar con ella.
— yo hablo con ella.
— no Mati, vos la vas a malcriar y no tiene que ser así.
— fua no puedo hacer nada. –se cruza de brazos.
— si, podes enseñarle y no hacerla caprichosa.
— vos también sos caprichosa Amira.
Esto va a terminar en discusión, preferí quedarme callada y subir con mi hija para hablarle.
A mí me costó muchísimo después adaptarme a que las cosas no eran cómo yo quería, no quiero que Bianca se choque con la misma pared que yo.