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— pendejo tanto tiempo. –me atiende.

— escúchame Ornella ¿quién es el papá de Bianca?.

Se quedó callada.

— ¿vos me llamaste para eso nomas? Pregúntale a Amira.

— no quiero hablar con ella, no quiero verla.

— que caradura que sos flaco, LE MANDASTE UN TESTAMENTO DICIENDO QUE NO QUERÍAS SABER NADA CON ELLA IDIOTA, HACÍA UN MES QUE ESTABA ACÁ Y VOS LA DEJASTE.

— yo jamás le escribí a Amira diciéndole eso y mucho menos un testamento ¿de qué hablas?.

— pensa Matías, mira a la nena, mírala bien.

Me cortó y yo quedé recalculando, me acerqué a Agustina.

— ey despertate. –la movi. Te estoy hablando.

— ¿qué te pasa mi amor? Veni a dormir conmigo.

— no quiero dormir flaca, ¿vos le escribiste a Amira? Cuando nos estábamos viendo que eramos amigos  y yo te rechazaba porque no quería nada con nadie, le escribiste a Amira para decirle que se borre de mi vida.

— ¡te estaba haciendo mal Matías! No quería verte asi, no me quedó otra.

— ¿VOS ESTÁS LOCA? ¡AGUSTINA!. –me agarre la cabeza.

— AMIRA FUE UN FORRA, FUE ALLÁ Y SE EMBARAZÓ, UNA PUTA ES.

— no hables asi de ella. –la señalé. No hables nunca más de ella de esa manera ¿me escuchaste?.

— es la verdad Matías, no seas tan pelotudo.

Agarró sus cosas y se fue, patie lo primero que encontré, se cayeron muchísimos papeles al piso, me importo poco.

Manejé hasta el departamento de Santino, golpee y me abrió este dormido.

— hola.

— Agustina le escribió a Amira diciendo que se borre de mi vida como si fuera yo, cuando se fue. –me tire al sillón. Me quiero matar, encima tiene una hija y es tan linda, tan parecida a.

Me quedo mirando para que terminara de hablar, pero no lo hice.

— ayer hablé con ella. –me mira. ¿Por qué no le hablas? Creo que necesitan aclarar muchas cosas.

— no, porque me hizo caso, tendría que conocerme, saber que yo no era.

— estaba sola Matías ¿qué mierda iba a pensar? Vos también sos más raro, un día querés a alguien y al otro no.

Tomamos mates mientras cambiamos de tema, Milagros bajó y nos saludamos, nos quedamos los tres hablando, boludeces.

Volviendo a mi casa me acordé que yo tenía la campera de Bianca todavía, ¿qué hago? Bueno ya fue, después de mucho volví a marcar el número de Amira, capaz lo cambió no se.

— ¿hola?. –atiende.

Me quedé mudo, me sentí nervioso, todo junto.

— hola. –hablé por primera vez.

Pero corté, me puse nervioso y corté, soy un idiota.

Me tiré a la cama y me quedé pensando que mierda hacer con mi vida.

Bianca era parecida a mí, listo lo dije, lo que estaba negando lo acabo de decir.

Haciendo memoria, viendo fotos, si.

Llamé a Santino.

— ¿qué pasó?.

— saque conclusiones. –empecé a hablar. Se parece a mí la nena Santino, ayer viéndola como habla encima, es boca suelta igual que yo, sus ojos, ayúdame.

— no quiero hablar porque se me va a escapar. –susurra. No se Mati, ¿por qué no hablas con Amira? Sacate dudas.

— mira si no es, quedó como un boludo, ¿no te dijo nada a vos?.

— no boludo, no hablamos de la nena.

— si vos sabes algo y no me lo decís, me voy a enojar, sabelo.

𝚃𝚘𝚍𝚘 𝙲𝚊𝚖𝚋𝚒𝚘; 𝙼𝚊𝚝𝚒́𝚊𝚜 𝙶𝚊𝚕𝚕𝚊𝚛𝚍𝚘 [𝚝𝚎𝚛𝚖𝚒𝚗𝚊𝚍𝚊]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora