Capítulo 9: tiempo de cambios.

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-¿Te gustaría tener hijos? –Soltó mi pequeña rubia hermosa.

-No gracias. –Le contesté rápido.

-Pero eres profesora Mir ¿Y Gino?

-Sí, doy clases a adolescentes, y a Gino lo veo unas horas a la semana, eso es suficiente, tener un niño significa verlo constantemente, y para siempre diría, no sirvo para eso.

-Oh. –Sonaba triste. – ¿Crees que sería buena madre?

-En el caso de que tengamos un hijo, lo cual lo veo casi imposible, tú serías el policía malo seguramente, es decir, eres la segunda más temida, debajo de Charlotte; pero quién sabe. ¿Realmente quieres hijos?

-Hasta hace segundos sí, ahora no lo sé, es que tienes razón.

-Es solo una opinión, quizás sea diferente, pero es muy pronto para hablar de hijos, llevamos solo diez meses juntas Mar. –Dije abrazándola, sentía culpa.

-¿Quieres decir que tendrías un hijo conmigo?

-No lo sé, tenemos algunos años más para pensarlo, solo que no me veo como madre, por ahora me conformo con darle clases a adolescentes, más adelante quizás. Pero vivamos el momento, aprovechemos el ser solo nosotras dos.

Charlotte

Llegó la hora de mi primera clase, octavo. Llegó la hora del cambio.

Para empezar entré unos minutos más tarde, pero no muchos. Claramente al entrar había un alboroto enorme y alumnos de pie. Pero respiré hondo y entré.

-Buen día chicos. –Dije de manera más alegre, cambiando mí: Buenos días alumnos. Rutinario y seco.

-Buenos días profesora. –Contestaron algunos.

-Bien. Tomen asiento por favor y platiquen desde sus lugares mientras me acomodo y traigo unos libros. –De reojo vi algunos rostros sorprendidos y el cuchicheo de siempre.

Volví minutos después con una pila de libros, la cual dejé sobre mi escritorio. Revisé mi carpeta, este curso tenía que entregarme una tarea. Antes solía ser muy exigente con estas, si no me la entregaban les bajaba puntos.

-Tengo anotado que hoy debían entregarme una tarea, pasaré banco por banco. –Aquí viene otro cambio, comencé a llamar a los alumnos por su nombre y no por su apellido. – ¿Tienes la tarea Fred?

-No profesora. –Parecía asustado, aunque es uno de los problemáticos.

-Está bien, me la entregas mañana o te bajaré puntos.

Fui banco por banco retirando las hojas, hubo algunos que no entregaron, y les di tiempo hasta mañana.

-Ahora abran los libros que les acabo de entregar, lean las explicaciones de cómo se realizan las cuatro operaciones básicas en fracciones, si es necesario cópienlas y luego resuelvan los ejemplos que les dejaré en la pizarra, después corregiremos entre todos.

Comencé a ir banco por banco viendo si había alguna duda, me sorprendió la cantidad de alumnos que no lo habían entendido, así que decidí parar la clase para explicarlo.

-Escuchen, noté que no lo están entendiendo, así que se los voy a explicar en la pizarra ¿Sí?

Comencemos con suma y resta, es el mismo procedimiento en ambas. Multiplicamos los denominadores hasta encontrar uno en el que coincidan, por ejemplo aquí: ¿Qué número está en la tabla del cinco y del siete?

-Treinta y cinco.

-Bien. Ahora ponemos los denominadores treinta y cinco en ambas. –Había escrito las fracciones que tenían que sumar y restar y al lado había copiado dos líneas, un signo más y un igual, para completar la fracción. –Entonces ¿Cuántas veces multiplicamos al cinco para llegar al treinta y cinco?

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